Uriarte cree necesario ejercer la "paciencia" en el camino a la paz "tolerando la lentitud de los procesos y sufriendo"

Actualizado: sábado, 9 septiembre 2006 14:59

Asegura que "una esperanza auténtica no se deja angustiar por las dificultades de un momento del camino hacia la paz"

SAN SEBASTIAN, 9 Sep. (EUROPA PRESS) -

El Obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, consideró hoy que, en el proceso de paz, será necesario ejercer la "paciencia" tanto "tolerando la lentitud de los procesos" como "sufriendo", porque "una paz indolora, que no ha sido sudada, no es una paz nuestra".

Uriarte presidió hoy la misa mayor en honor a la patrona de Guipúzcoa celebrada en el Santuario de Arantzazu, a la que acudieron, entre otras autoridades, el lehendakari, Juan José Ibarretxe, la portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, y el diputado general de Guipúzcoa, Joxe Joan González de Txabarri.

En su homilía, afirmó que "la auténtica esperanza de paz es dinámica y activa, no se confunde con la espera pasiva del autobús que no acaba de llegar", sino que "reclama de los responsables que antepongan intereses particulares a la paz", a la vez que "se pregunta cada día qué puede hacer individual y colectivamente para preparar la paz".

El Obispo de San Sebastián dijo que "la paciencia es hija de la virtud de la esperanza" y "habremos de ejercerla en el doble sentido de la palabra: tolerando la lentitud de los procesos y sufriendo". Tras asegurar que "de la impaciencia se pasa pronto al escepticismo", consideró que "una paz indolora, que no ha sido sudada, no es una paz nuestra".

Uriarte recordó que "María es portadora del Salvador y de su Salvación" y una mujer "creyente por excelencia". Asimismo, señaló que la fe de María es "especialmente admirada por los evangélicos y luteranos". "Se fía más de la lógica de Dios que de su propia lógica. Ante las ansiedades del presente y los temores del futuro sabe confiar y pacificarse en Dios. María antepone sin dudar la propuesta de Dios a los proyectos y sueños personales. Su obediencia creyente no es un acto de voluntarismo disciplinado, surge en ella un movimiento espontáneo del corazón que se adhiere a él y ama su voluntad", agregó.

"La fe de María pasa por momentos de dificultad y oscuridad, sin desfallecer en la fidelidad. La fe de María es progresiva: crece, se consolida, se esclarece a lo largo de su vida", prosiguió, para advertir de que "no basta aludir a la esperanza", sino que "es preciso desentrañar lo que subyace dentro de esta palabra".

En ese sentido, dijo que "la esperanza ha de tener una mirada amplia que abarque anchos horizontes, incluso temporales" y añadió que "una esperanza auténtica no se deja angustiar por las dificultades de un momento del camino hacia la paz".

"ESPERANZA AUTENTICA"

Uriarte reiteró que "una esperanza auténtica ha de mirar hacia atrás y hacia delante. Hacia atrás para reconocer los pasos dados. Hacia delante para atisbar nuevas oportunidades y posibilidades". "¿No vivimos algunos de nosotros en un constante vaivén entre el optimismo y el pesimismo, al albur de los últimos episodios que nos parecen positivos o negativos?", se preguntó.

El Obispo insistió en que "la esperanza verdadera es un buen estabilizador. No se identifica plenamente con el optimismo ni se deja envolver en el pesimismo. Tampoco alberga necesariamente certezas de futuro. Pero sí cree que ese futuro de paz es real y concretamente posible".

Además, manifestó que "para los creyentes, la esperanza histórica de la paz tiene su último apoyo en la esperanza definitiva que Dios nos ha prometido al resucitar a Jesucristo". Por eso, añadió que el creyente "riega su anhelo y su esfuerzo pacíficos orando por la paz" y concluyó afirmando que "el creyente que no ora por la paz no la espera con deseo y confianza, al menos como debe hacerlo un cristiano".