MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
La vicepresidenta primera del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, recalcó hoy que el Ejecutivo condena de manera "rotunda y sin paliativos" los "actos de violencia y de barbarie" que se están produciendo en algunos países de mayoría musulmana contra intereses y embajadas de miembros de la UE, en protesta por la publicación de caricaturas de Mahoma en distintas publicaciones europeas.
Durante su intervención ante el Plenario del Grupo Socialista en el Congreso, aprovechó para defender al Gobierno ante las críticas que ha recibido por su reacción ante estos sucesos. Así, subrayó que debe quedar "meridianamente claro" que la apuesta del Ejecutivo por la "paz, el diálogo y el encuentro era y es la correcta".
"Estoy convencida de que ésa es la única política capaz de procurar una solución a los problemas que hoy plantea la convivencia de distintas culturas, religiones y sociedades en nuestro mundo. Sin que esto signifique que no condenamos, que los condenamos, los actos de violencia y barbarie que estamos contemplando en las últimas horas", advirtió.
En opinión de la también ministra de la Presidencia, estos acontecimientos, que el Ejecutivo observa "con preocupación", han dado lugar a un "forcejeo de opiniones, lecturas e interpretaciones que no siempre aportan claridad y precisión" que este asunto requiere.
Para aportar esa claridad que echa en falta, De la Vega explicó que la política gubernamental se basa en el "respeto" que, es a su juicio, lo que "más necesita" todo tipo de comunidad, corporación y "ciudadano o ciudadana de cualquier parte del mundo". "Respeto a la libertad de expresión, a las creencias, respeto a la ley", resumió.
"ETICA GLOBAL" PARA UNA CONVIVENCIA MAS JUSTA
En este sentido, incidió en que el Gobierno actúa bajo la convicción de que se puede "alcanzar la convergencia en torno a principios compartidos" y potenciar el "entendimiento necesario para sostener una ética global sobre la que se asienten los fundamentos de una convivencia más justa dentro del exquisito respeto a la diferencias culturales". "Todo ello --agregó-- sin renunciar a afirmar los valores de la cultura de los derechos humanos y, como su única consecuencia, una mayor solidaridad".
La vicepresidenta indicó que la "cooperación, el diálogo entre países, culturas y civilizaciones" son la clave de la paz en el Mediterráneo y en Oriente Medio en particular y que el Gobierno va a seguir ayudando a consolidar los procesos de un desarrollo democrático y económico que "beneficia a todos", como el que dirige Michele Bachelet en Chile. Lo hará, enfatizó, trabajando para mantener y mejorar la presencia de empresas españolas en el exterior.
En cuanto a la política europea, apostó por aprovechar el proyecto de Constitución que los españoles aprobaron por su "profunda convicción europeísta" y que ofrece "los materiales para hacer un edificio más sólido" en el que cada vez vivan "mejor" los que ya formaban parte de los Quince y los ciudadanos de los nuevos Estados miembros.
"INTEGRACION", GRAN OBJETIVO
Ya en escenario nacional, De la Vega se refirió a la política de inmigración del Gabinete Zapatero y lo hizo para destacar que es el "gran objetivo de la integración" el que debe guiar la actuación del Ejecutivo en esta materia y garantizar que España va a aprovechar la "enorme suerte" que supone poder enfocar así este fenómeno desde el primer momento.
Así, hizo hincapie en que la integración se basa "también" en el respeto, el diálogo y el encuentro y en que los españoles que valoran positivamente el "enriquecimiento" que supone la inmigración en todos los aspectos, deben actuar como "puentes" para favorecer la comunicación y "el ir y venir continuo de unas a otras sociedades".
La vicepresidenta dedicó parte de su discurso ante los diputados, senadores y eurodiputados del PSOE a desgranar algunas de las leyes sociales que el Gobierno va a impulsar en el nuevo periodo de sesiones, en coherencia con su perspectiva "socialdemócrata", y con el afán de contribuir a que el aumento de la riqueza se traduzca en una "mayor igualdad" y en "mayores oportunidades" para todos con independencia de la condición económica, el género, la nacionalidad, la identidad sexual o cualquier tipo de discapacidad.
En este contexto, mencionó la leyes de Igualdad y Dependencia y la necesidad de establecer mecanismos para conciliar la vida personal y laboral porque "quedan muchas cosas por hacer para superar viejas discriminaciones en todos los ámbitos de la vida" y muy especialmente en lo que refiere a la calidad y estabilidad en el empleo y a la erradicación de la violencia de género.