PAMPLONA, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -
En España hay más de 40.000 personas que están en tratamiento renal sustitutivo mediante diálisis o trasplante renal. Esta cifra irá creciendo en los próximos años, pero lo más preocupante es que cerca de 1,7 millones de españoles tienen insuficiencia renal y no lo saben. Son datos aportados por la Sociedad Española de Nefrología, con motivo del Día Mundial del Riñón, que se celebra mañana jueves 9 de marzo.
El riñón es el órgano que maneja la fase líquida que baña el cuerpo humano y tiene la misión de depurar el organismo. Para ello, se sirve de miles de pequeñas unidades funcionales. Diversos factores, como el peso al nacer, condicionan la masa renal. Las personas con leve insuficiencia renal tienen mayor predisposición a padecer una enfermedad renal o cardiovascular, lo que puede suponer una limitación de su calidad de vida a medio o largo plazo. Por ello es fundamental diagnosticar precozmente a esta población asintomática antes de que desarrolle una enfermedad, aseguró el doctor Javier Lavilla, especialista de Nefrología de la Clínica Universitaria de Navarra.
La insuficiencia renal es el factor de riesgo más importante relacionado con la patología cardiovascular. Así, la depuración insuficiente de la sangre acaba afectando a las arteria. Además, supone un obstáculo importante para cualquier tipo de tratamiento agresivo, como el oncológico, ya que muchos de los fármacos quimioterápicos se eliminan a través del riñón.
FACTORES
Para la detección es importante la colaboración de los servicios de Atención Primaria. Según el especialista de la Clínica Universitaria, el riñón es el gran desconocido, "es víctima y verdugo de numerosas enfermedades".
Existen diversos factores que pueden perjudicar la función renal o facilitar la pérdida de unidades funcionales: hipertensión arterial mal controlada, diabetes, obesidad, abuso de sal en la dieta, empleo inadecuado de medicamentos, sobre todo antiinflamatorios, etc.
Para cuidar la salud renal conviene vigilar la tensión arterial, peso y someterse a analíticas bioquímicas rutinarias de forma periódica; llevar una dieta sana, mediterránea, con una ingesta de líquidos adaptada a cada circunstancia personal (alrededor de 1.500 ml diarios); no automedicarse y evitar medicamentos que pueda afectar al riñón de forma crónica.
Es fundamental realizar una revisión exhaustiva a nivel renal si se detecta algún tipo de anomalía en los análisis de sangre y de orina o si el organismo va a ser sometido a una situación extrema, bien derivada de enfermedades graves (procesos oncológicos o inflamatorios crónicos), intervenciones quirúrgicas complejas o el empleo de tratamientos que puedan afectar al riñón.