PAMPLONA, 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
El próximo 1 de octubre se cumplen 65 años de la Circular 95, que convirtió la vida de la radio española en una "tortura prolongada entre 1942 y 1977", según Ángel Faus, profesor honorario de la Universidad de Navarra que documenta el "largo secuestro de la realidad" en un libro sobre la censura entre los años 1942 y 1977.
Revela detalles como el cuaderno de emisión, donde debían figurar "todas las emisiones que correspondan a un mismo día, mecanografiadas, cosidas y formando un solo cuaderno tamaño folio, precedido de una guía índice, en el que se expresa el orden (inamovible) de la emisión, los títulos de todas las partes o secciones de que se componen el programa y el horario exacto de ésta". Estas aportaciones se incluyen en el libro que Ángel Faus publicará próximamente con el título Documentos para la Historia de la Radio en España, según informó en nota de prensa la Universidad.
Cuenta el profesor Faus que todas las emisoras debían presentar obligatoriamente el cuaderno todos los días del año, 36 horas antes de la emisión. Las modificaciones de última hora debían comunicarse con 24 horas de antelación. Consecuencia de tal planteamiento era la prohibición absoluta de improvisar ante el micrófono.
El locutor debía atenerse en todo al texto censurado y también se prohibía el uso del micrófono por extranjeros. "Aunque no se conozca la dinámica del trabajo en radio, puede entenderse la enorme dificultad que suponía sacar adelante la emisión diaria en estas condiciones durante casi 40 años", indicó.
ACCIONES
Ángel Faus explica que el "secuestro de la realidad" se sustentaba en la Circular 4 de 1938, la Orden de 1939 de Serrano Suñer para la regularización de emisiones radiofónicas (que en 1975 obligó a las cadenas españolas a entregar al Estado el 25 por ciento de sus acciones) y la Circular 95 que recoge las Normas sobre censura radiofónica.
Las limitaciones instauradas por Hitler en Alemania en 1935 inspiraron el control drástico de las emisiones musicales, que prohibían emitir la llamada música negra, los bailables Swing o cualquier género de composiciones con letras en idioma extranjero, sean transmitidos por medio de discos o por especialistas en el Estudio.
"Por tanto, nada de Espirituales, ni Jazz, ni Sinatras americanos o europeos. Por esa razón llegaron todos al mercado español ya cincuentones, algunos jubilados y otros desparecidos. Todo ello pese a los esfuerzos de Pepe Palau, Raúl Matas y Ángel Álvarez, entre otros muchos", indica.
La censura también afectó a la publicidad y a las retransmisiones de actos públicos, que sólo se autorizaban con aprobación previa de la jerarquía política y solicitud presentada, al menos, 4 días antes del acontecimiento.
Finalmente, Ángel Faus recuerda que entre el último acorde musical y el informativo conocido como El Parte, de Radio Nacional, debía guardarse "una pausa de respeto de 10 minutos que disponía al oyente a la reflexión que se le venía encima".
