PAMPLONA, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
La urbanista y geógrafa Marta Román cree que hay que "replantearse" el modelo de ciudad hacia el que se tiende en la actualidad, el que potencia la producción y el consumo, para que las urbes se conviertan en "un lugar para habitar".
Así lo defendió en declaraciones a Europa Press, con motivo de una conferencia titulada "El espacio urbano ¿estímulo o barrera para la conciliación?", organizada por el Colectivo Alaiz en el colegio Larraona.
Conseguir ciudades más habitables es para Román "una necesidad vital y social" porque, según dice, "ahora mismo hay muchos conflictos por este motivo". Por ejemplo, a nivel social las mujeres tienen que 'reducir objetivos', es decir o no tener hijos o tenerlos más tarde o renunciar a su carrera profesional para poder conciliar vida profesional y laboral.
Por eso que remarcó el que se debe procurar "potenciar lo que tiene que ver con el espacio público para conseguir que los colectivos tengan autonomía para que desaparezcan las, mal llevadas, cargas familiares".
Como colectivos que sufren las dificultades que plantea la ciudad moderna, Román destacó a las personas que tienen trabajos no remunerados, a las mujeres, a los ancianos, discapacitados y niños. "Sufren un agravio y son considerados ciudadanos de segunda porque tienen muchas más trabas para realizar su actividad cotidiana", destacó la experta.
La conferenciante apuntó que "se debe empezar a pensar que la ciudad no es sólo un lugar de producción y consumo sino que tiene que ser también un espacio para habitar", señaló.
Román, que es consultora en urbanismo de la empresa "Gea 21", señaló que la ciudad actual, al ser un lugar para la producción y el consumo ha impuesto un modelo de ciudadano, que va de casa al trabajo y del trabajo a casa". En este sentido, la experta indicó que "quien se asemeja a este tipo de ciudadano funciona bien dentro de la ciudad, pero quien no sufre más".
Román explicó que el urbanismo ejerce un papel fundamental al ser la base material sobre la que se realizan todas las actividades. Según señaló, "no nos damos cuenta de esto pero la ciudad crea muchas y nuevas dependencias por la falta de autonomía de los grupos más vulnerables, como por ejemplo llevar y traer a los niños del colegio".
Para esta conocedora del tema "lo importante es ahora es moverse, pero no habitar". "La calle juega un papel nuevo, únicamente de tránsito. Se opta por las zonas residenciales y hay que desplazarse en coche para ir al trabajo, a la compra o para llevar a los niños al colegio. Se necesita transporte para todo y esto está generando muchos problemas", subrayó.
Román incidió también en la necesidad de equiparar la importancia de las actividades productivas con las que no entran en ese ámbito; lo relacionado con el cuidado, la socialización o, por ejemplo, el juego de los niños.
"Hay que tomar conciencia de que hay más sujetos en la ciudad que los que tienen un trabajo remunerado", apuntó. Para ejemplificar las desigualdades entre las facilidades para quienes trabajan y quienes no, Román explicó que "hay mercados de abastos en los que hay unas rampas enormes para acceder con carritos y en cambio en los puestos hay un montacargas".
Este caso "pone de manifiesto", en su opinión, que "se produce un agravio comparativo entre el trabajo remunerado y el no remunerado, al considerarse éste último del ámbito privado".
Según la experta, al favorecer los usos para producir y consumir los que no entran en esos parámetros se obvian. Para Román, "otros papeles que tenía la ciudad como los relacionados con la sociabilidad se desatienden al no cuestionarse su importancia".
Pamplona es, en su opinión, Pamplona es "otro escenario diferente, por ejemplo a Madrid, se trata de otra escala". Y explica que "no es que aquí no haya los mismos conflictos, sino que el tamaño los mitiga y por eso Pamplona resulta un espacio mucho más amable, todavía tiene una dimensión más abarcable".
