Actualizado 25/03/2009 01:00

Agustín Jiménez.- Por un pedazo de goma.

MADRID 25 Mar. (OTR/PRESS) -

Gracias a un un par de declaraciones efectuadas en su gira por África, continente del futuro, el jefe del Vaticano ha subido a los altares de los telediarios. Sus inverosímiles detractores le reprochan que confunda la verdad eterna con dogmas pueriles de su cofradía o con algún artículo del derecho canónico que niegue validez a los preservativos. Es un comentario miope que no considera el enorme coraje de este hombre. El mismo coraje a contracorriente con el que un obispo de Brasil excomulgó el otro día a una niña de nueve años por un abortar tras una violación. Junto a las "derechas sin complejos" que han aflorado en la política reciente desde el magisterio de Bush, el primer magisterio de la tierra reivindica los valores ciertos aun cuando no sean políticamente correctos. Frente a una sabiduría tan venerable, una niña de nueve años o unos negritos de África no tienen nada que decir.

Darwin, cuyas enseñanzas algo paganas estamos celebrando, consagró el mito de la evolución de las especies. En la escala evolutiva, el santo padre es un ejemplar más perfeccionado que Jesús de Nazaret. Este no se hubiera atrevido a blandir un pedazo de goma sucia ante su público. En vez de eso lo halagaba recitándole el "Sermón de las bienaventuranzas" y le daba de comer aunque tuviera que hacer milagros. Eran tiempos primitivos.

Al perfeccionamiento científico y mediático de los líderes ha contribuido muchísimo el mercado libre. En África o en América Latina, donde los líderes de lo oculto creen tener sus graneros, reina una competencia rabiosa. Unas empresas prometen un lecho poblado de mujeres peremnes a quienes se martiricen martirizando a algún infiel; otras, que alían lo mejor la sutileza terrena del protestantismo y los secretos de la brujería, auguran riquezas inmediatas en dólares con poquísimos trámites. El Vaticano, que solo premia con pagarés de intangibles, debe esmerarse con declaraciones más originales y crear un estilo diferente.

Los méritos del papa son tantos que ha conseguido ser piedra de escándalo entre su propia mesnada indolente. En un debate celebrado en la televisión pública de un país conservador, lo llamaban "asesino" y "genocida" (como a Bush o a Aznar en su momento) y un gracioso concluía: "Benedicto daña gravemente a la salud". En Nôtre Dame de París, donde vivía El Jorobado, sus partidarios se han visto obligados a partirles la cara a un grupillo protestón. También dicen que algunas conferencias episcopales (la española, no) están que trinan porque Benedicto larga declaraciones sin consultarlos. Como si lo suyo fuera una democracia.

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