Actualizado 04/09/2007 02:00

Andrés Aberasturi.- Exceso y defecto

MADRID 4 Sep. (OTR/PRESS) -

Uno tiene la sensación de que en este país estamos siempre en periodo electoral, y lo malo -o no- es que debe ser cierto. Con la legítima ambición de Gallardón, la inestimable ayuda de Fraga, y el sinvivir del PP, el partido del Gobierno está basando esta recta final de legislatura en la falta de liderazgo de Rajoy que mantiene, pese a lo que se diga dentro y fuera de Génova, a Acebes y Zaplana como los dos baluartes del invento.

Y no parece que ninguno de los dos sea capaz de transmitir al personal nada bueno ni malo, y esa tibieza no es buena en política. Acebes era el ministro del Interior cuando la tragedia del 11-M y ha rayado en el absurdo que se haya pasado la legislatura pidiendo explicaciones sobre algo de lo que era responsable. De Zaplana poco se puede decir; es que ni aun queriendo, llego más allá de sus corbatas, sus camisas o el bronceado que luce.

Algo falla en el PP incapaz de despegar frente a un Gobierno que lo ha hecho casi todo mal: fracasa con el terrorismo, abre un melón que no puede cerrar con el modelo de estado y vende una Ley de Dependencia que sigue siendo humo a estas alturas. Pues ni así. ¿Por qué no pasa nada en el PP? ¿Quién tiene miedo a quién? ¿Cómo es posible que nadie diga lo que todos piensan: que así no van a ninguna parte? Todo parece indicar que tiene razón el PSOE: falta liderazgo en la derecha.

Lo malo -y eso no lo dice el PP- es que lo mismo, pero al revés, pasa en el PSOE: sobra zapaterismo, aparato, poder, lo que sea. Primero fue Simancas en Madrid y luego los oscuros episodios de Navarra. Desde Ferraz-Moncloa se maneja el partido al margen de sus militantes y se quitan y se ponen nombres por "apuestas personales" que, al final, terminan en fracasos. Pero ninguna voz se levanta y sólo los críticos de Navarra -pocos- osan levantar la cabeza sabiendo lo que les puede suceder (recuérdese al PSE con Nicolás Redondo o Rosa Diez).

Por defecto o por exceso vivimos horas bajas en lo que, por desgracia, es la única y todopoderosa columna vertebral de la democracia: los partidos. Alguien dijo una vez que uno de los gobiernos de UCD estaba lleno de subsecretarios, no daban la talla. Pues volvemos a las andadas porque aquí de lo único que se trata es de ganar elecciones y no de gobernar para todos.

Andrés Aberasturi

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