MADRID 4 Sep. (OTR/PRESS) -
Es quizás la hora de preguntarse sobre quién va a ser el/la próximo/a ministro/a que se lance al ruedo de unas primarias, al reforzamiento de unas listas o vaya usted a saber. El presidente Zapatero no puede esconder su bondad natural ni para hacer una crisis de Gobierno. Es que no le sale. Así que los va lanzando sin paracaídas a inciertos destinos y encima, los lanzados, agradecidos y con buena cara. No es una nueva fórmula esta de la patada hacia arriba -que no lo es en este caso- y, la verdad, uno esperaba algo mas original o, en todo caso, más serio.
Jiménez y Corbacho han sido los primeros de esta crisis solapada del Gabinete que está haciendo a lo tonto el señor presidente. ¿Seguirán más nombres o aprovechará ya estas dos ausencias por él propiciadas para remodelar lo que la mayoría considera un Gobierno caducado? En realidad da igual porque el problema -un problema para el PSOE y para España- no son los ministros y ministras sino el propio Zapatero que un día vio una luz y se sintió elegido para cambiar la Historia. Y como nos descuidemos, va y la cambia. Pero para mal. Desde que llegó al poder con el talante por montera, nos ha metido en tal cantidad de líos que mejor es no recordarlos uno por uno; líos -y eso es lo peor- que no existían, líos que fue creando él mismo sin saber muy bien por qué. Luego, cuando llegó la crisis global y la nuestra particular, ya se había hecho con todo el poder pero como había despedido (otra patada) a Jordi Sevilla antes de que le enseñara economía en dos tardes, dio tantos y tan variados palos de ciego que logró poner por delante en las encuestas a una oposición que todavía se está buscando a si misma, con líder, Rajoy, que debería presidir la UNICEF o Cáritas o lo que fuera, pero nunca un partido político porque instalado en la séptima planta, ignora lo que ocurre de la sexta para abajo. ¡Y mira que ocurren cosas en esa casa de Génova!
Se acaban las rebajas y es ahora cuando el presidente vende a precio de saldo a sus ministros. Para mí que no habrá cambio de Gobierno; tengo la secreta intuición de que poquito a poco, como quien no quiere la cosa, Zapatero se va a ir deshaciendo de todos los ministros y con la disculpa del necesario ahorro, va ir asumiendo él todas las carteras vacantes. Es posible que dentro de unos meses Zapatero se reúna con sus avatar y hasta sea él quien haga de portavoz del Gobierno. También es posible que en una noche de inspiración mande a su avatar como candidato a una primarias por León y ya solo pero seguro y sonriente, se disponga a entrar definitivamente en la Historia siempre sorprendente y apasionante de este país nuestro.