MADRID 12 Jun. (OTR/PRESS) -
Sin más apuntes ni conocimientos, a la hora de redactar esta columna, que las declaraciones institucionales del Rajoy primero y de la vicepresidenta uno minutos después, algo parece indicar que ha cambiado o que puede cambiar en las relaciones Gobierno-oposición en la lucha antiterrorista. Hay signo de esperanza pero también algunas frases que te ponen un poco en guardia. La renuncia a los reproches mutuos -si es que se cumple, porque esa la tentación vive arriba de cualquier debate- resultaba imprescindible. También, por parte sobre todo de la oposición, no citar textualmente el viejo Pacto contra el terrorismo e incluso dar la bienvenida a lo que sea que nazca de aquí al PNV en el que Imaz se la ha jugado tratando de centrar -porque ese es su sitio natural- al viejo nacionalismo vasco que se perdió en la épocas mas duras de un Arzalluz disparatado.
¿Qué mosquea? Pues tal vez detalles que uno comprende desde el punto de vista humano pero que no deberían salir -por muy justificados que se consideren- en momento en los que nos jugamos tanto. Si Rajoy comienza su resumen diciendo que él sigue donde siempre ha estado y que no se mueve de ahí, deja claro por omisión que quien se ha movido ha sido el PSOE aunque luego, es verdad, lo arregla y se entrega sin condiciones para apoyar al Gobierno en la lucha -ojo: en la lucha, no en otra cosa- contra ETA.
Y la vicepresidente por su parte, habla de un acuerdo de mínimos y a mi esa expresión me da muy mala espina, me parece cicatera y como para pasar la página cuanto antes. Luego asegura que ha habido avances importantes en la reunión de ayer y uno quiere ver -porque realmente parecen existir o porque está deseando que existan- que el clima ha cambiado, que no es que luzca el sol, claro, pero que al menos ya la tormenta empieza a alejarse.
No volvamos al pasado inmediato y que ni un ni otro pida -y menos aún exija- lo imposible y ya. Los electos de ANV son un problema para el PP y para muchos que no son del PP, pero dejemos tiempo. Ya se ha visto -porque en política toda la vida dura quince minutos- que aquel error democrático del "cordón sanitario" se ha roto y desde CIU hasta el PNV de Imaz no ven en Rajoy al anticristo.
Ahora -ojalá se equivoquen una buena parte de los analistas- se acercan tiempos duros. Tal vez no toque sufrir y llorar. Pero mejor que los hagamos juntos. También nos tocara detener y juzgar y eso también los tendremos que hacer juntos. Solo pido que los portavoces de los dos partidos se cambien el "chip" y no se dejen llevar por la descalificación en un tema tan delicado como este.
¿Qué será, será...? se preguntaba la canción y lo única ventaja que tenemos -y su única responsabilidad- es que, lo que sea será lo que se decida en el Congreso con los pasos que a partir de hoy uno espera que se vayan dando.
Andrés Aberasturi.