Actualizado 27/01/2007 01:00

Antonio Pérez Henares.- Jueces valientes.

MADRID 27 Ene. (OTR/PRESS) -

La sociedad española en su conjunto respira aliviada. Dieciséis jueces han devuelto la confianza a muchos ciudadanos en el Estado de Derecho. Fuera de políticas, conveniencias, disquisiciones de posibles reacciones o de consecuencias en este u otro sentido, los jueces han hecho lo que tienen la obligación de hacer: juzgar hechos y aplicar leyes. El Poder Judicial, una de los tres muros maestros de un estado junto al Legislativo y al Ejecutivo, ha demostrado su independencia y, en este caso, ha salvaguardado la dignidad del propio Estado.

Lo ha hecho contra el Fiscal General, como todos los fiscales generales de estado que no son tales pues lo son del Gobierno, nombrados por él, carentes por tanto de independencia y a sus órdenes directas . El fiscal general aplicaba conveniencias políticas del Gobierno en su petición. Los jueces de la Audiencia, en pleno de su sala penal al tratarse de un asunto de enorme trascendencia y que podía crear precedentes gravísimos, han juzgado hechos. Y los hechos eran que un asesino, condenado por 25 asesinatos, que purgó cumpliendo tan solo 18 años de prisión y que en la cárcel siguió cometiendo delitos de amenazas, amen de apologías sanguinarias terribles enalteciendo los asesinatos de su compinches como aquella estremecedora carta tras la muerte de Jiménez Becerril y su esposa en Sevilla, fue condenado por ello, en esta ocasión a doce años. La sentencia está recurrida ante el Tribunal Supremo.

Pues bien, el personaje decidió que no la aceptaba y se puso en huelga de hambre. Fue su decisión. Una decisión que le ha llevado a una delicadísima situación de salud. Un chantaje en toda regla poniendo como precio su propia vida que él mismo y por voluntad propia pone en riesgo.

No es, en absoluto equiparable, esa voluntad propia, a una enfermedad adquirida, por ejemplo un cáncer. Para nada. Así, sin necesidad de honduras jurídicas, lo dicta el sentido común. Así lo han dictaminado 12 a 4 los jueces de la Audiencia Nacional. ¿Pero que pasaba para que tal obviedad estuviera sometida a tal debate y presiones?. Pues tan simple que hay quienes lo que parecen estimar más que nada es la reacción de Batasuna, lo que pueda o no pueda hacer ETA. Y no. Lo que importa, lo que hay que preservar es el Estado y sus leyes. Y si Batasuna se enfada quizás es que algo bueno estamos haciendo. Y si se enfada como se ha enfadado muchísimo Carod Rovira y el BNG tampoco es algo que al conjunto de la población haya de producirle enorme preocupación. Mas bien sería al contrario. Su alegría si que sería en verdad preocupante.

Pero es que, de fondo, aquí se estaba poniendo la segunda piedra del II Proceso de Paz de Zapatero. Y los jueces no están para "procesos políticos" sino para hacer en los suyos cumplir las leyes. Y tampoco, me parece, que esté la ciudadanía muy por volver a esa senda y a los guiños a los terroristas. Los ciudadanos, cada vez más, quieren cumplimiento de la ley, confianza en sus instituciones y liderazgo en la lucha antiterrorista. Si Zapatero no está dispuesto a asumir ese reto y ese combate y sigue a vueltas con la milonga puede que el pueblo español le diga lo que piensa en las próximas elecciones. Que en democracia es como se le dicen al fin y a la postre las cosas a los gobernantes.

Ah! Y algo muy importante. Esos jueces saben muy bien que con su actitud se han ganado ser colocados bajo el punto de mira de las pistolas terroristas. Además de justos , que se sepa han sido unos verdaderos valientes.

Antonio Pérez Henares.

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