Publicado 09/06/2015 12:00

Antonio Casado.- La campaña

MADRID, 9 Jun. (OTR/PRESS) -

En una reunión de expertos en cuestiones de territorialidad, el ex líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se refirió este sábado en Barcelona a la "campaña del miedo" desencadenada por el Gobierno, el PP y sus terminales mediáticas. Se refiere al miedo que siembran advirtiendo de que el acercamiento socialista a grupos de extrema izquierda pone en peligro la recuperación económica y la estabilidad política de España.

Es la reacción a la nada disimulada intención de los socialistas por desbancar al PP del formidable poder territorial acumulado desde las elecciones municipales y autonómicas de 2011. Como si fuera tan extraño que dos grandes competidores electorales se disputen el poder y los despachos. A veces con extraños compañeros de cama, como hace cuatro años en Extremadura, donde PP e IU se unieron para desbancar al PSOE. Ahora se han vuelto las tornas y los socialistas tienen la oportunidad de echar al PP de grandes ayuntamientos y algunas autonomías con compañeros de viaje bastante menos extraños que en el caso citado, si tenemos en cuenta las afinidades políticas y programáticas que juegan en estos ritos de apareamiento.

La campaña de Moncloa y Génova contra los socialistas consiste en advertir de que el acercamiento de éstos al partido de Pablo M. Iglesias supone su radicalización y puede llevar a España y al PSOE al desastre. Me parece mucho decir. Hombre, depende de lo que se pacte, cómo se pacte y para qué se pacte. Por ejemplo, ¿es llevar a España al desastre cerrar el paso a Esperanza Aguirre a la alcaldía de Madrid, a Rita Barberá en la de Valencia o a León de la Riva en Valladolid? Pues yo no lo creo. Más bien creo que es una cuestión de higiene.

Y en cuanto al peligro para la recuperación económica que puede suponer el acercamiento de los socialistas a Podemos, o a plataformas como la de Ada Colau en Barcelona o Manuela Carmena en Madrid, está por ver. No sé si se pone en riesgo la recuperación medida en puntos porcentuales de PIB, pero sí sé que la desigualdad, la pobreza infantil, el empleo basura, el malestar social y el deterioro de los servicios públicos, son algo más que un riesgo. Ya están aquí y convivimos con ellos. Son hechos verificables que al menos relativizan el peligro de que un partido de centro se acabe radicalizando y poniendo en peligro esa recuperación económica que no se cae de la boca del Gobierno. De la recuperación social, ni media palabra.

Por boca del secretario de Organización, Cesar Luena, el PSOE se ha ratificado en su vocación de "centralidad y estabilidad", como marca de la casa. Por otra parte, es evidente el rebobinado de Podemos respecto al discurso populista de hace un año. Si además tenemos en cuenta las afinidades programáticas, a nadie puede extrañar que para el PSOE el partido de Iglesias sea interlocutor preferente en vísperas de la constitución de ayuntamientos y comunidades autónomas alumbrados en las urnas del 24 de mayo.