MADRID 6 Mar. (OTR/PRESS) -
Es fundamental acercarse con la cabeza fría al caso De Juana Chaos en su fase actual. Y precisamente con la cabeza, no con las vísceras. Nuestro primer descubrimiento será entonces que el exceso de visceralidad en este asunto había llevado a muchos a contar con la muerte del etarra para sus fines. Sobre todo los de carácter político. Bien, pues esas gentes que deseaban la muerte del etarra, aunque no lo reconozcan, hoy están frustradas. Han perdido la ocasión de utilizarla. Tanto entre la llamada izquierda abertzale, porque se les ha caído del santoral, como entre quienes, por la banda derecha, se hartan de pregonar la "política de rendición de ZP". Con furia digna de mejor causa sostienen ahora que el Estado ha cedido al chantaje de un terrorista y, en consecuencia, convocan a los españoles a una rebelión cívica en toda regla.
La rebelión ya se ha puesto en marcha en forma de protestas callejeras, manifestaciones y concentraciones ante el hospital Donostia, el Ministerio del Interior y la sede central del PSOE en Madrid, en medio de un tsunami de mentiras, lemas demagógicos, soflamas y rasgados de vestiduras que, insisto, salen más de las vísceras que de la cabeza. Sin embargo, todos deberíamos dedicar un turno a explicar que, al menos técnicamente, el etarra De Juana ha liquidado su condena por los 25 asesinatos cometidos. Que, a diferencia de otros terroristas tan sanguinarios como él, que pasaron en la cárcel menos años de los previstos en la condena -incluso con Gobiernos del PP, claro-, a De Juana se le prolongó la estancia en la cárcel por un delito sobrevenido de amenazas. Y que ahora no disfruta de ninguna de las modalidades de "libertad" previstas en la normativa legal (vigilada, provisional, condicional, etc), sino una de las tres modalidades de "prisión" reglamentadas (comunicada, no comunicada y "atenuada").
Con estos datos objetivos sobre la mesa y aún asumiendo que la huelga de hambre es, efectivamente, una forma de presionar al Estado, parece una enormidad afirmar, como hace Rajoy, que estamos en manos de un Gobierno "débil" que cede al chantaje de un terrorista, sin molestarse en rebatir los motivos del Gobierno para otorgar a De Juana Chaos la "prisión atenuada" por razones humanitarias y en el marco de la legalidad.
Ahí estamos. En vez de hacer pedagogía el principal partido de la oposición hace demagogia. Al calor de sus furiosos llamamientos a la rebelión ciudadana, la ultraderecha se despereza. Las estampas generadas por las protestas "espontáneas" del fin de semana parecen diseñadas por José Blanco, la bestia negra del PP. Si la estrategia del PSOE consiste en seguir alimentando el discurso bronco del PP como una forma de indisponer a Mariano Rajoy con los votantes de centro y retener a los votantes socialistas decepcionados con Zapatero, al PSOE le ha salido redondo lo del etarra De Juana Chaos.
Antonio Casado.