MADRID 22 Nov. (OTR/PRESS) -
Ciertos medios de comunicación han vuelto a hablar de supuestos contactos de dirigentes socialistas vascos con dirigentes etarras. Se basan en una nota informativa entregada por un policía concreto a sus superiores con copia a uno de esos medios de comunicación. La nota habla de oídas y no ha sido firmada por ningún agente adscrito a los servicios antiterroristas (C.G.I), los cuales conocieron en su día y consideraron irrelevante la mencionada nota.
Sin embargo, la nota -nada que ver con un 'informe policial'- ha servido para volver a poner en práctica un juego tramposo al que, por desgracia, se ha venido prestando el PP a lo largo de toda la legislatura. Consiste en colocar un señuelo entre la niebla y perseguirlo luego, por amor a la 'verdad' y al 'periodismo de investigación', con la esperanza de que otros medios corran también detrás de la liebre. La otra derivada es política. Colocado el señuelo, el Partido Popular lo comenta, lo debate, lo reboza en insoportables procesos de asignación de intenciones y, con el caldo de cultivo creado, lo traslada al Parlamento en forma de moción, pregunta oral o cualquier otra iniciativa. Ahí estamos. 'El PP pide al Gobierno el documento policial sobre el último contacto de socialistas con ETA', informa el periódico interesado mientras, efectivamente, Zaplana -portavoz del PP en el Congreso-, anuncia que llevará el asunto al pleno del martes que viene.
Esto es hacer trampas en el juego. Además, molesta la reincidencia. Sin ir más lejos, véase la recusación del PP a tres magistrados del Tribunal Constitucional de los considerados 'progresistas'. También es una buena metáfora de lo que ha sido la oposición del PP en estos últimos años, al actuar con demasiada frecuencia como un eco de ciertas voces mediáticas: el director de un periódico madrileño y un ruidoso predicador del alba.
En este último caso, la recusación de los magistrados se basa exclusivamente en una información elaborada 'ad hoc' y posteriormente negada por los presuntos protagonistas de la misma, incluido uno de los llamados 'conservadores', que no es de los recusados pero estuvo presente en la reunión donde, según la manufactura informativa, los tres magistrados recusados habrían perdido la imparcialidad para entender sobre la posible inconstitucionalidad de la ley reformadora del propio Tribunal Constitucional.
El fondo del asunto es dicha ley, y otros asuntos de mayor calado que cuelgan de la agenda del tribunal. Pero por hoy se trataba sólo de denunciar las trampas que algunos hacen en el juego político-mediático.
Antonio Casado