Actualizado 27/01/2007 01:00

Antonio Casado.- La Ley y el 'gudari'

MADRID 27 Ene. (OTR/PRESS) -

El rigor de la ley se impuso a las razones humanitarias y a los motivos subjetivos del etarra Iñaki de Juana Chaos en relación con los graves peligros que corre su salud a causa de su huelga de hambre.

El susodicho, pues, seguirá excarcelado en el hospital y no en su casa, según había solicitado el fiscal. Como la Fiscalía es la institución a través de la cual el Ejecutivo aplica su política judicial, lo ocurrido permite deducir que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha desautorizado al Gobierno de Rodríguez Zapatero. El PP se apresuró a ponerlo públicamente de manifiesto. Correcto. Tiene razón ¿Retirará ahora el PP su recurrente acusación de que el Gobierno maneja a los jueces? Me extraña, pero se admiten apuestas.

Las consideraciones no estrictamente legales no figuran en el auto de la sala. Normal. Los magistrados no entraron ni de lejos en los motivos de otro 'gudari' incomprendido. Ni se sintieron afectados por las previsibles consecuencias porque su pertinacia en la huelga de hambre y el deterioro de su salud responden a un acto libre de su voluntad, no a las condiciones de su internamiento.

Ese ha sido el argumento para negar a De Juana Chaos la prisión atenuada. La concesión de la libertad, que es lo que reclama desde el hospital, ni siquiera se debatió en el conclave de los dieciséis magistrados. Otorgar la libertad bajo chantaje hubiera sido una claudicación. Y la libertad provisional, una claudicación provisional.

Por amplia mayoría de doce a cuatro, la Sala asumió las tesis de la acusación particular (AVT), en vez de la prisión atenuada que pedía la acusación pública (fiscal). Las dos peticiones eran razonables, aunque la segunda hacía compatible la aplicación de la ley con las consideraciones humanitarias, pues estaba más orientada a salvar su vida sin otorgarle la libertad.

Aunque no ha sido así, ni una lágrima por alguien con un certificado de antecedentes penales tan sangriento (25 asesinatos). Demos por buena la decisión judicial, sin retribuir a los terroristas con nuevas discordias entre quienes los detestamos. Llegado el caso, podríamos hasta reconocerle su improbable vocación de donante de órganos. Incluso su derecho a una muerte digna. O sea, libremente elegida.

Ahora sólo queda estar pendiente de los partes médicos sobre la evolución de esta especie de suicidio lento y televisado. Si fuera a través de las páginas de sucesos, mejor que mejor, aunque si De Juana se va de este perro mundo, nos tememos una larga y ruidosa banda sonora en torno a este abominable personaje.

Antonio Casado

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