Actualizado 23/01/2007 01:00

Antonio Casado.- La ley y el "proceso"

MADRID 23 Ene. (OTR/PRESS) -

La paz en el País Vasco no depende en absoluto de Zapatero ni de su mayor o menor disposición a aprovechar las "oportunidades" que se le presenten, como él suele decir. Esa es la palabra que siempre utilizó el presidente del Gobierno para expresar su voluntad de trabajar por la "paz" que, insisto, en ningún caso depende de él sino de quienes la impiden por ser los únicos que practican unilateralmente la violencia.

Eso deberíamos tenerlo muy claro. La paz depende de ETA, no del Gobierno. Y se reduce a que ETA deje de ejercer la violencia. A cambio de nada. Aunque muchos lo den por bueno, porque bueno es en sí mismo el fin de la violencia, no deja de ser una aberración el hecho de retribuir el fin de una agresión gratuita e injustificada. Y si muchos estaban dispuestos a asumir algún tipo de retribución, con diálogo por medio, el 30 de diciembre, fecha del atentado a la T-4, se cayeron del guindo.

Después de esa fecha, lo que procede como alternativa al llamado "proceso de paz" es el estricto cumplimiento de la ley y, por ir más allá, al menos por un tiempo, volver a dejar el problema del terrorismo para las comisarías, los tribunales y las páginas de sucesos. Si mientas tanto se agudizan las contradicciones que parecen estar aflorando en el mundo de ETA-Batasuna, mejor que mejor. Y así hasta que ETA abandone definitivamente la violencia. Y, si no lo hace, hasta que Batasuna se desmarque si la banda decide seguir en las mismas.

La clave es, mientras tanto, el normal funcionamiento del Estado de Derecho. No el minuto y resultado de un confuso "proceso" de "paz" sino, por ejemplo, la condena y el encarcelamiento de veintitrés cachorros aventajados de ETA por sentencia del Tribunal Supremo. Es decir, que la violación del Código Penal tenga una respuesta normal y previsible a la luz del principio de legalidad, no a la imprevisible y dudosa luz de cierto "proceso" elaborado en los laboratorios del poder político.

En el caso de la sentencia del Tribunal Supremo que declara organización terrorista al brazo juvenil de ETA, el sentido común y el cumplimiento de la ley han ido de la mano. La prueba son los calificativos de "política" y "represiva" dedicados por la dirección de Batasuna a una sentencia que pone en su sitio, a efectos penales, a quienes practican el terrorismo callejero. Los expertos en lucha antiterrorista saben que los etarras "legales" o "ilegales" pasaron antes por estos grupos juveniles y encontraron en la llamada "kale borroka" su mejor escuela para acciones de mayor cuantía.

De momento solo tenemos el fallo y la ira consiguiente de los cachorros de ETA. A la espera de conocer esta semana la sentencia en su integridad, tal parece que el Tribunal Supremo ha asumido las tesis policiales -y las del fiscal, por cierto- sobre la verdadera naturaleza del brazo juvenil de ETA, al considerarla organización "terrorista" y no asociación "ilícita", como sentenció la Audiencia Nacional en 2005.

Antonio Casado.

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