Actualizado 30/04/2013 14:00

Antonio Casado.- Nada de privilegios.

MADRID 30 Abr. (OTR/PRESS) -

Pregunto al presidente autonómico de Madrid, Ignacio González, cómo puede explicar que todos los colectivos profesionales sean contrarios al plan privatizador de la sanidad pública madrileña (de su gestión, se entiende). Una vez más recurre al corporativismo, los intereses creados y el daño a supuestos privilegios de los médicos. Dice que los sanitarios se oponen porque, entre otras cosas, van a perder las "peonadas", una especie de sobresueldo por añadir horas extraordinarias al trabajo diario (El sistema se empezó a aplicar como una forma de reducir las listas de espera pero con el tiempo, aunque no ha tenido los mismos efectos en las distintas comunidades autónomas, se ha venido revelando costoso e ineficiente).

Uno de los efectos inmediatos de la externalización de la sanidad pública en Madrid será el fin de las "peonadas". Pero no es cierto que el sentir mayoritariamente adverso de los profesionales al proyecto privatizador de seis hospitales se deba a la interesada defensa de esos sobresueldos u otros privilegios. Lo de las peonadas es un invento de la Administración, no de los médicos, pensado en su día para reducir las listas de espera. Si el médico tiene que hacer horas extras es lógico que las cobre y que decida libremente si quiere o no quiere prolongar su jornada laboral. Y si hablamos de privilegios, sepamos que muchos médicos trabajan por horas. Y que algunos están contratados ilegalmente, puesto que los contratos temporales se van encadenando en plazos superiores a los que marca la ley.

No se puede hablar de privilegios porque, por ejemplo, en la sanidad pública nadie abra un expediente a un médico por hacer mal su trabajo, mientras que en una gestión privada de la sanidad eso ya no sería así. Si no hay control disciplinario o un adecuado seguimiento del trabajo del facultativo será por culpa de la Administración, no del médico. No hace falta privatizar para que los responsables políticos de la sanidad pública hagan su trabajo igual de bien que deben hacerlo los médicos.

En cuanto a la cuestión salarial me parece una broma detectar un privilegio en la retribución de los médicos de la sanidad pública, en Madrid y en el resto de España. Un médico especialista puede cobrar unos 2.000 euros o poco más. Ha hecho una carrera de seis años, más otros cuatro de especialidad, se está formando diariamente y su nivel de responsabilidad es enorme ¿Quién dirá que está bien pagado?

En contra de lo que dice el presidente madrileño, no es la defensa de unos privilegios lo que inspira la oposición de los médicos a los planes privatizadores de la comunidad. Es una cuestión de principio pero, en todo caso, los médicos públicos quieren una buena medicina privada y competir lealmente con ella. Lo que no quieren es que los poderes públicos reconozcan de hecho que no saben gestionar y, por eso, pongan la sanidad publica en manos de compañías con ánimo de lucro.

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