MADRID 10 Abr. (OTR/PRESS) -
Gestionar el asentamiento de la convivencia en el País Vasco después del adiós a las armas -que no la disolución- anunciado por ETA el pasado 20 de octubre, es un verdadero reto. Y ahí encaja el hecho de que, poco después de aterrizar en el Ministerio del Interior, Fernández Díaz escandalizase al sector más recalcitrante de su partido al reconocer la dimensión política de dicho reto. Tiene razón.
En esa clave está haciendo el Gobierno lo que ha de hacer, con la ley en la mano, para que todas las iniciativas tiendan a hacer irreversible el fin de la violencia y a consolidar la convivencia en este castigadísimo rincón de la España felizmente recuperada para la democracia en 1978. Y lo que aún es más importante: que todo eso se haga, como se está haciendo, desde el consenso entre las dos grandes fuerzas políticas nacionales.
Algo que no podría decirse ahora de las dos grandes fuerzas del nacionalismo vasco. Acaban de celebrar su fiesta por separado. La derecha nacionalista, que podría emparentar ideológicamente con el PP, en la plaza Nueva de Bilbao. Y la izquierda abertzale, que podría emparentar ideológicamente con el PSOE, en Pamplona, con acto político de cierre en el paseo de Sarasate. Ambos, eso sí, por una Euskadi independiente, tal como salía en los sueños, o en las pesadillas, de Sabino Arana.
Nacionalistas divididos, y eso no es nuevo, insisto. Lo que sí es nuevo es el mutis de ETA. Primer Aberri Eguna que se celebra en paz, sin la sombra de la banda terrorista entre los consabidos manifiestos políticos del PNV y los continuadores de Batasuna.
En estas, la valentía del ministro del Interior, Fernández Díaz, al valorar el rebrote del terrorismo callejero como signo de debilidad de la izquierda abertzale, contradiciendo al sector político y mediático de su partido (PP) que aprovecha la existencia de esos brotes de kale borroka para reprobar la retirada masiva de escoltas y volver a mostrar su escepticismo ante un eventual y definitivo adiós a las armas de ETA.
Tampoco ha caído bien en esos sectores una afirmación del ministro superpuesta a otras en boca de calificados dirigentes socialistas vascos. Empezando por el propio lehendakari Patxi López que se expresa en estos términos: "Ahora que los etarras han sido derrotados por el Estado de Derecho, tenemos que quitarles los votos". Muy parecido a lo que hace poco afirmaba el consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares. A saber: "Los demócratas hemos ganado a ETA en el marco de la ley. Ahora tenemos que ganar a Batasuna en las urnas, y esto lo ya ha entendido el Gobierno de Rajoy", sostenía Ares después de entrevistarse con el ministro.
Además de celebrar en paz por primera vez esta fiesta del nacionalismo vasco, la otra novedad es que los demócratas aparecen unidos en la consolidación de la convivencia y en la necesidad de ganar en las urnas a los segregacionistas. Buena noticia.