Actualizado 23/10/2010 14:00

Antonio Casado.- Paradojas de la política.

MADRID 23 Oct. (OTR/PRESS) -

Un Gobierno de izquierdas que hace una política de derechas. En el aquí y ahora de la crisis económica, marcada por la necesidad de combatirla bajo presión de los acreedores internacionales, eso es así. Recortes en gastos, pensiones, funcionariado, inversiones, empresas públicas. No hace Zapatero nada distinto a lo que hacen Merkel, Sarkozy o Cameron, todos ellos embarcados en severas políticas de ajuste y operaciones destinadas a reducir sus respectivos déficits fiscales.

En teoría debería sintonizar el PP con los recortes decretados por Zapatero. O al menos no estar radicalmente en contra para dejar un margen de consenso. No es el caso. Como el PP ha decidido usar las malas noticias económicas como palanca de retorno al poder, siempre dirá blanco donde el Gobierno diga negro. Y al revés. Sólo por la obsesión de diferenciarse como alternativa, aunque desde el poder habría hecho exactamente lo mismo que está haciendo ahora el Gobierno Zapatero para intentar la recuperación de la economía nacional.

La paradoja nos vuelve a salir al paso. La derecha española se expresa con un discurso furioso contra una política económica de derechas. Pero en realidad, es a la izquierda a la que le toca cabrearse. Así es de hecho como lo expresa la izquierda reconocible en los sindicatos y los once millones de votantes del PSOE, a la que Zapatero intenta rescatar de la resignación con un Gobierno políticamente renovado.

Esa izquierda contrariada por el giro neoliberal de la política económica del Gobierno, desde el famoso "tijeretazo" de mayo, es la que con su desistimiento dispara la ventaja del PP sobre el PSOE en las encuestas hasta los 14 puntos de diferencia. Qué curioso. Por hacer lo que hubiera hecho el PP. O sea, por suplantarlo desde el poder. En otras palabras, la desmovilización del votante de izquierdas por rechazar una política de derechas se está convirtiendo en el mejor aliado del PP.

Esa es la estrella polar de la nueva hoja de ruta de Zapatero: movilizar a la izquierda, sacar de casa a sus votantes, motivarlos con un nuevo impulso políticos y figuras más solventes en el Gobierno (Rubalcaba, Jáuregui, Valeriano Gómez...). Se trata de hacerles ver que el desistimiento del votante de izquierdas garantiza el retorno de la derecha. Lo lograrán si el nuevo equipo de Zapatero recupera la iniciativa y rompe el cerco con las rectificaciones acometidas en la cabina de mandos y en la comunicación.

De momento, la remodelación del Gobierno le ha servido a Zapatero para romperle la cintura a su principal adversario, que ha desbarrado con infundadas sospechas sobre inconfesables pactos con ETA o algún episodio aislado como las repugnantes declaraciones del alcalde de Valladolid sobre la ministra Leire Pajin.

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