Actualizado 07/05/2009 14:00

Antonio Casado.- La rabieta del PNV

MADRID, 7 May. (OTR/PRESS) -

Con una visible oleada de simpatía ha saludado la opinión pública al nuevo lehendakari, Patxi López, un político no nacionalista por primera vez en la historia del País Vasco, lo cual le parece al sector más militante del nacionalismo como una forma de insumisión a la naturaleza de las cosas desafío.

Véanse las reacciones de los dirigentes del PNV, empeñados en denunciar una siniestra operación de Estado para desalojarles del poder. Se refieren a la aplicación de la Ley de Partidos Políticos que, como todo el mundo sabe, es el ejercicio del derecho de nuestro sistema a la legítima defensa. No frente al nacionalismo democrático, sino frente al nacionalismo totalitario y terrorista practicado por Eta y apoyado por sus amigos políticos.

Sin embargo, los dos dirigentes de ese partido que intervinieron en el reciente debate de investidura en el parlamento de Vitoria, el candidato Ibarretxe -ya convertido en ser de lejanías- y el diputado Egibar no lo entienden como resorte legal para frenar el terrorismo y sus terminales políticas. Ambos, Ibarretxe y Eguibar, utilizaron el veto electoral del Estado a los amigos de Eta como una maniobra urdida por los dos grandes partidos nacionales, PSOE y PP, destinada a colocar en Ajuria Enea a un lehendakari exento de la obsesión identitaria.

La impresión que trasladan a la ciudadanía recuerdan el consabido síndrome de los malos perdedores. Por desgracia, apenas si han guardado las formas en la felicitación al nuevo lehendakari.

Mientras tanto, en posteriores declaraciones, éstos y otros responsables del PNV han seguido manteniendo el discurso que se corresponde con un insuperable ataque de contrariedad, el que sufre el nacionalismo vasco desde las elecciones del 1 de marzo. La "rabieta" le lleva a creer que su desalojo del poder, aunque sea por vías perfectamente democráticas, es un intolerable desafío a las leyes de la naturaleza.

Eso también explica que Ibarretxe desvirtuase su papel de candidato en el debate del martes pasado. En vez de presentar un programa y persuadir a la Cámara de ser el mejor para mejorar las condiciones de vida de los vascos, dedicó una buena parte de su intervención a deslegitimar a la mayoría parlamentaria forjada por PSE y PP para apoyar un gobierno diferente al de estos últimos treinta años.

Sin embargo, de la boca de Patxi López, el ya nuevo lehendakari, no ha salido ni media palabra que anuncie condena al ostracismo del PNV. Al revés. Coherente con sus promesas de inclusión de la pluralidad vasca en la tarea del Gobierno, ha tenido la mano al PNV. Y ya conocen ustedes la respuesta. Advierte Eguibar que no tomarán una mano "sudada" de habérsela dado antes al PP. No parece Eguibar un serio aspirante a la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.