Actualizado 22/01/2011 13:00

Antonio Casado.- Trastienda de una votación.

MADRID 22 Ene. (OTR/PRESS) -

La inmersión informativa en el proceso de elección del nuevo presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, puede ser peligrosa para la salud mental. Siempre puedes salir corriendo. Tampoco estaría mal como terapia liberadora de tensiones. El último recurso es la resignación. O las trampas en el solitario, que es de lo que va este artículo.

El que no se consuela es porque no quiere. El Tribunal Constitucional no es un órgano jurisdiccional sino político. El nombramiento de sus magistrados se debe a la estricta voluntad de los partidos, según cuotas de representación parlamentaria y capacidad de llegar a pactos cruzados. Así funciona también el Parlamento.

Esa es la trampa más socorrida que nos hacemos para ir tirando. Diremos que se trata de proyectar en todas las instituciones la orografía democrática del país diseñada en las urnas cada cuatro años. Si la fuerza dominante es el partido A, lo normal es que el partido A sea dominante en el Tribunal Constitucional. Visto así, hubiera sido una especie de malversación elegir de presidente a un magistrado propuesto en su día por el partido B.

Ya sabemos que la elección recayó el pasado jueves en Pascual Sala, 75 años. Curiosamente, el único juez que hasta ahora ha escalado hasta ese cargo, pues los ocho presidentes anteriores eran catedráticos. De los once componentes del alto tribunal (falta uno, por fallecimiento), le apoyaron seis y se abstuvieron cuatro, amén de un voto disperso de apoyo a Ramón Rodríguez Arribas.

Pero la votación no reprodujo mecánicamente la relación de fuerzas establecida cuando en su día los partidos políticos colocaron a sus "candidatos". A saber: seis del PSOE, uno de CiU apadrinado por el PSOE y cinco del PP (ahora, solo cuatro, por un fallecimiento). O sea, un bloque "progresista" de siete frente a un bloque "conservador" de cuatro. Hubo un descuelgue entre los progresistas (Manuel Aragón) y otro entre los conservadores (Rodríguez Arribas, o uno de los otros tres conservadores que le votó para presidente).

Lo normal es que ustedes se acaben perdiendo en estos cruces de la matemática con la extracción política de cada uno de los actores del drama. O la comedia, mejor. Pues esto no es nada si diéramos un paso más y entrásemos en la trastienda del proceso que ha llevado a la elección de Pascual Sala en segunda votación, pero en función de las sucesivas alternativas que fueron surgiendo en función de los apaños que se iban haciendo. Hasta el punto de que se rozó la oportunidad de elegir un presidente de minoría política y mayoría pactada.

Miedo da saber que también asuntos de tanto alcance social como el matrimonio homosexual o la ley del divorcio también pueden ser respaldadas o reprobadas e función de pactos por debajo de la mesa.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Castillo de naipes

Foto del autor

Luis Del Val

Personas desconocidas

Foto del autor

Julia Navarro

De la salud y otras cuestiones