MADRID 7 Abr. (OTR/PRESS) -
No es que el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, sea un líder de masas con un magnetismo capaz de paralizar el tráfico. Su aire funcionarial y su extrema corrección política no le convierten precisamente en la alegría de la casa. Pero dijo algunas cosas interesantes en los desayunos de Europa Press este miércoles.
Por ejemplo, al comentar la perplejidad que le produce el hecho de que la Unión Europea, que es el entorno institucional donde España se reconoce y se hace visible allende los Pirineos, sea tan diligente en la persecución del déficit público y tan desmayada en la persecución del déficit humanitario.
La guerra al déficit fiscal nos remite a la ruptura del pacto de Zapatero con sus electores y el desplome del PSOE en las encuestas electorales, a la crisis política portuguesa o las protestas populares de los griegos. Y la mirada distraída de la UE ante catástrofes humanitarias como la de los norteafricanos hacinados en la isla italiana de Lampedusa, nos remite al cinismo reinante en el campo de las relaciones internacionales.
Asuntos muy sugerentes para el debate permanente. Como la necesidad de darle más cancha al "partido del sentido común" que, según Fernández Vara, tiene muchísimos más seguidores que el PSOE y el PP juntos. Como la revisión urgente del funcionamiento del Estado de las Autonomías, a fin de acabar con las duplicidades, los órganos innecesarios o el despilfarro de dinero público. Como la corrupción vinculada a la clase política. Y así un largo etcétera.
Sin embargo, todo lo que ha quedado de todas esas sugerencias y de la posterior conversación con Javier García Vila, es que no piensa competir en unas elecciones primarias con los eventuales aspirantes a suceder a Zapatero en la candidatura socialista de las próximas elecciones generales. Eso y un par de consideraciones más sobre el quinielismo sucesorio abierto de par en par en el PSOE antes y después del paso atrás anunciado por el presidente del Gobierno en el Comité Federal del partido del pasado día 2 de abril.
Eso quiere decir que la incertidumbre ha crecido. Todo ello en vísperas de unas elecciones y aplazando el proceso sucesorio hasta la celebración de las mismas. Si hasta ahora las conjeturas eran sobre la espantada de Zapatero y cuándo la anunciaría, a partir de ahora serán sobre los aspirantes y cuándo lo anunciarán. Por mucho que los principales implicados en una eventual disputa por la candidatura, Rubalcaba y Chacón, digan que lo suyo es concentrarse en las tareas de Gobierno. No podrán dar un paso sin toparse a todas horas con la pregunta del millón sobre si se presentarán las primarias, como le ocurrió a Vara, y cuándo lo van a anunciar.