MADRID 20 Sep. (OTR/PRESS) -
El Gobierno invierte en "veinteañeros" mediante desgravaciones fiscales y una serie de ayudas directas a quienes quieran alquilar una vivienda para independizarse con sus primeros sueldos. La reacción a estas medidas, anunciadas el martes por Zapatero y la ministra Chacón, con una cuidada escenografía en Moncloa, ha sido mayoritariamente de escepticismo e incredulidad, por el intenso tufo electoralista que desprenden.
Tampoco es para rasgarse las vestiduras. Estamos en vísperas de unas elecciones generales, el PSOE necesita votos para romper la percepción del "empate técnico" con el PP, las cuentas públicas arrojan un envidiable superávit presupuestario que le invitan a ser generoso y la vivienda aparece como el principal motivo de preocupación para los ciudadanos después del terrorismo.
Con todos esos datos sobre la mesa de los estrategas del PSOE, era previsible que el Gobierno se destapara con un plan de fomento del alquiler de viviendas con todo tipo de ayudas para los jóvenes ¿Para ganar votos? Por supuesto, como hacen todos los gobernantes democráticos cuya continuidad en el poder, o la conquista del mismo en su caso, depende de su facturación en las urnas.
Por eso no viene a cuento que los adversarios políticos del PSOE acusen al Gobierno de actuar movido por la "ansiedad electoral" o de querer pagarse la campaña con cargo al saldo favorable que disfruta la España de Zapatero en los presupuestos generales del Estado. Y tampoco arroja una luz nueva al asunto que la ministra de Vivienda, Carmen Chacón, declare que si el PP critica estas medidas es porque sabe que son acertadas.
La cuestión no es si son o no electoralistas. Claro que lo son. Eso está ya descontado. Ahora se trata de saber si van a ser eficaces, de aplicación fluida, o se van a perder en una incómoda secuencia de colas en las ventanillas, trámites imposibles, pérdida de tiempo, hasta el punto de frustrar a esos 300.000 jóvenes "mileuristas". Pero si lo prometido se cumple, esos jóvenes estarán encantados de ver rebajado el alquiler mensual de la vivienda en 210 euros, de que el Estado les avale y de que el Gobierno les preste 600 euros de la fianza. Aunque solo fuera por aquello de que a caballo regalado no le mires el diente, ¿cómo no van a estar encantados, y seguramente agradecidos, nuestros "veinteañeros"?
Dicho queda. La cuestión no es si el Gobierno hace electoralismo. La cuestión es saber si esas medidas van a servir para reactivar un segmento social cargado de futuro. Se trata de impedir en lo posible que el estreno en la vida laboral y familiar de los españolitos no se bloquee por culpa de los precios desorbitados de la vivienda.
Antonio Casado.