Actualizado 23/03/2007 01:00

Antonio Jiménez.- La normalidad según Bermejo

MADRID 23 Mar. (OTR/PRESS) -

Fue Pedro Pacheco quien, siendo alcalde de Jerez, soltó aquello de "la justicia es un cashondeo". No digo yo que lo sea, pero a veces se esfuerza en aparentarlo. El rocambolesco vodevil montado con Otegi al que la Guardia Civil esposó y condujo a Madrid desde su domicilio en Guipúzcoa, para que una vez en la Audiencia Nacional se le notificara el archivo de su causa por un delito de enaltecimiento de terrorismo, porque el fiscal había retirado su acusación, es imposible de entender o compartir y menos desde el sentido común, la imparcialidad y la independencia que deben animar las decisiones de quienes administran justicia.

La dependencia del Ministerio Público respecto al Gobierno se intuía, pero no en los niveles de obediencia y sumisión que nos ha deparado el caso Otegi. La actuación de la fiscalía ha sido escandalosa por más que trate de justificarla el ministro de Justicia, Fernández Bermejo, quien no es ajeno ni mucho menos al ruidoso proceder del fiscal Fernando Burgos al permitir la vuelta a casa sin condena del dirigente proetarra. Según Bermejo, las razones técnico-jurídicas en las que el Ministerio Público apoyó su decisión "habrán sido poderosas" y no lo dudo, pero haría bien en explicarlas de manera convincente dada la desconfianza general que su sospechosa decisión ha suscitado entre los españoles.

Teniendo en cuenta el antecedente del caso De Juana, no es difícil aventurar que los supuestos y poderosos argumentos técnico-jurídicos de los que habla el ministro para justificar el papelón de la fiscalía con Otegi, sucumbieron ante las poderosas razones políticas que inspiran la estrategia de Zapatero respecto a ETA-Batasuna. El ministro de Justicia pretende hacernos creer que lo ocurrido forma parte de la "pura y dura normalidad" del funcionamiento de los tribunales y lejos de tranquilizarnos nos ha inquietado aún más por lo que pueda venir.

Ya es difícil digerir sin asombro que el mismo fiscal que acusó en su día a Otegui de un delito por el que le solicitó 15 meses de cárcel, decida más tarde retirar la acusación por falta de pruebas. Debería aclarar el porqué sí había antes motivos para "empapelarle" y ahora ya no tiene ninguno para acusarle. Si éste es el funcionamiento normal de los tribunales, ¿cómo será el desequilibrado y anormal?. Más bien cabe pensar que el "negociado" que regenta Conde Pumpido se ha adaptado, como un guante a la mano, a las exigencias de la política que sigue Zapatero y que en momentos como el presente pide gestos y decisiones que molestan e insultan al común de los españoles, sobre todo a las victimas, pero reconforta a quienes se pretende agradar en la creencia de que van a responder con un comunicado que siga alimentando la ensoñación de una paz sin pagar precio alguno. -Antonio Jiménez.

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