Actualizado 01/05/2007 02:00

Antonio Jiménez.- Tras los pasos de "Sarko"

MADRID 1 May. (OTR/PRESS) -

Si se cumple la máxima francesa de que en la primera vuelta los electores votan con el corazón y en la segunda eligen con la cabeza y la cartera, Nicolás Sarkozy ocupará el Elíseo después del 6 de mayo. Cualquiera que siga con un poco de atención y curiosidad los mensajes del candidato de centro- derecha y futuro presidente de Francia, apreciará los esfuerzos de un dirigente político por sintonizar con esa mayoría social de un país que sólo quiere de sus gobernantes que se apliquen con dedicación y sentido común a la solución de los verdaderos problemas que les afectan. Algunos o bastantes de ellos nos resultan tan familiares y parecidos, por conocidos en España, que llevan a preguntarnos cuánto tiempo pasará aún para que Rajoy recoja el testigo de su homólogo francés y haga suya esa retórica capaz de despertar la ilusión de los ciudadanos sin renunciar a la firmeza y al compromiso.

En Francia, hasta un cualificado hijo de mayo del 68 como el filosofo Daniel Glucksmann, ha apoyado a Sarkozy en el convencimiento de que el vecino país no puede perder otros cinco años más sin futuro alguno, después de llevar paralizado cinco lustros. En la España de Zapatero, donde se ha instalado el relativismo y se ha impuesto la trivialidad, los valores están en desuso y la moral de las conductas por los suelos, un discurso como el que Sarkozy dirigió a los 30.000 simpatizantes que le arroparon en París se hace necesario e imprescindible.

Sarkozy apuesta por la moral sin complejos , esa moral que proscribieron los herederos de mayo del 68, "al imponer la idea de que todo vale, que no hay ninguna diferencia entre el bien y el mal , entre lo cierto y lo falso, entre lo bello y lo feo; intentaron hacer creer que el alumno vale tanto como el maestro , que la víctima cuenta menos que el delincuente , que no podía existir ninguna jerarquía de valores , que se había acabado la autoridad, la cortesía, el respeto ; que no había nada grande , nada sagrado, nada admirable; ninguna regla , ninguna norma, que nada estaba prohibido". ¿Acaso en las palabras del candidato de centro-derecha francés no hay suficientes elementos como para hacer un diagnostico certero de los males que ahora mismo aquejan también a la sociedad española? ¿ No hay un paralelismo entre los inconvenientes de la Francia "chiraquiana" que Sarkozy describe con la intención de remediarlos y los que afectan en gran medida a España?.

Incluso cuando se refiere al gusto por el poder de los socialistas galos y a "los privilegios que cultivan los arrepentimientos ( en relación con el pasado colonial de Francia) que denigran la identidad nacional, que atizan el odio de la familia , de la sociedad, de la nación", pareciera como que Sarkozy ha vuelto la mirada a los Pirineos y está denunciando esa política radical de Zapatero que ha reabierto viejas heridas de contienda civil, que ha resucitado las dos Españas, que se apoya en el independentismo catalán que rechaza la identidad de España como nación y que reprueba, incluso, a quienes utilizan con profusión y sin complejos la enseña nacional.

Antonio Jiménez.

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