MADRID 30 Jun. (OTR/PRESS) -
El regreso de Rato antes de cumplir su mandato al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington ha desatado un vendaval de especulaciones e hipótesis relativas a su posible vuelta a la política activa. Es evidente que un anuncio así no podría pasar inadvertido tratándose de la personalidad política de quien llevó brillantemente las riendas de la economía en los gobiernos de Aznar y posibilitó la etapa de progreso y bienestar, económico y social, más espléndida de la historia de España. Rato insiste en que vuelve para ocuparse de su familia y trabajar en la empresa privada (se rumorea sobre la presidencia de la nueva Endesa y también se apunta alguna sustanciosa oferta del BBVA), pero en ningún caso descarta con rotundidad tomarle el pulso otra vez a la política activa.
De sus palabras se desprende que el ex vicepresidente del gobierno dejará Washington en octubre, sin ninguna prisa o urgencia por posicionarse política o profesionalmente en España y convencido de que le aguarda un futuro halagüeño en una u otra actividad. En el PP han saludado su regreso con general alegría por el apoyo que puede prestar a Rajoy ante las decisivas elecciones generales de otoño o marzo aunque su contribución a la candidatura del líder popular sólo dependerá de que se lo pida el partido y, sobre todo, de sus verdaderas intenciones respecto a volver a la vida pública o alejarse definitivamente de ella. Rato hará lo que más le convenga y de lo que no tengo la menor duda es de que su deseo de regresar a España no ha sido fruto de la improvisación. Durante la pasada Semana Santa coincidí con el todavía director gerente del FMI en la casa que mi compadre Carlos Herrera tiene en la Plaza de San Francisco de Sevilla por donde discurre parte de la carrera oficial de las hermandades hispalenses en su estación de penitencia camino de la Catedral. Entre un paso y otro hablamos con Rato e interpretamos por sus palabras que su vida en Washington no terminaba por entusiasmarle. Acompañado por su hija Ángela, fascinada por la imaginería y la estética de la semana de pasión sevillana, Rato denotaba cansancio por la frenética e intensa actividad, sobre todo viajera, a la que le sometía su cargo en el FMI.
Su vuelta, por tanto, era cosa de meses y se va a producir justo en un momento en que puede convertirse en el referente esperanzador de una situación económica que empieza a deteriorarse para millones de ciudadanos prisioneros de las hipotecas y de un euribor que alcanza máximos históricos. Alguna lengua viperina subraya, sin embargo, que no todos en el PP han recibido con general alegría el regreso del "deseado" y señalan a la Casa de la Villa, sede del ayuntamiento de Madrid, donde alguien se "pegó un tiro en cada pierna" nada mas conocer la noticia. ¿A quién se refieren?
Antonio Jiménez.