Actualizado 28/04/2007 02:00

Antonio Jiménez.- Y Sebastián sin paraguas

MADRID 28 Abr. (OTR/PRESS) -

Los esfuerzos del candidato socialista al Ayuntamiento de Madrid , Miguel Sebastián, por hacerse notar y darse a conocer entre los madrileños en vísperas de las municipales de mayo, resultan grotescos. En su desmedido afán por conseguir algún titular , Sebastián acude raudo allí donde considera que puede arañarle algún voto a Ruiz Gallardón y termina cayendo en el patetismo, como le ocurrió con la foto con cascada al fondo, en uno de los túneles bajo la M-30 madrileña. A "Sebastián ¿qué?" no le importó que la catarata fuera consecuencia de la rotura de una tubería arreglada horas después y que , en definitiva, se tratara de una pequeña calamidad subsanada; había que hacerse la foto para asociar el proyecto mas ambicioso y de transformación de Madrid emprendido en un siglo con la precipitación del alcalde por inaugurarlo y con una chapuza que "hacía aguas".

Al ignorado candidato sólo le faltó completar la hazaña colocándose bajo la catarata con un paraguas para hacer más evidente su crítica. El ejercicio mezquino de la política identifica a quienes lo practican como personas desesperadas y atacadas por la ansiedad que produce el quiero y no puedo. No hay cosa mas ruín y demagógica que la explotación de la desgracia con fines electoralistas.

Y quizá porque a cada acción tocada por la mezquindad le sucede una reacción en forma de respuesta punitiva, quiso la casualidad que casi a la misma hora en que el candidato Sebastián jugaba a hacer demagogia municipal, el PP entregaba en la Fiscalía Anticorrupción un acreditado material sensible sobre los manejos y andanzas protagonizadas por los miembros de la Oficina Económica del presidente del Gobierno que él dirigió.

Podría darse la paradoja de que Miguel Sebastián tuviera que hacer uso del paraguas de verdad, no para hacerse otra foto con cascada al fondo como la de la soterrada vía de circunvalación madrileña, sino para protegerse de lo que puede lloverle encima por su papel en esa oficina de Moncloa, más inclinada a supuestas actividades relacionadas con el trafico de influencias, la prevaricación y el cohecho, como se ha denunciado al hilo de la opa sobre Endesa, que a asesorar a Zapatero en la cosa económica. No hace falta recordar que Sebastián apareció en boca de todos como el muñidor de la operación Sacyr para descabalgar a Francisco González de la presidencia del BBVA y que su ex compañero en Intermoney y amigo, Carlos Arenillas, vicepresidente de la CNMV, figura como el agradecido comensal que acepta opíparas cenas regadas con vinos de a 700 euros, del presidente de una agencia de valores que, casualmente, fue de las primeras de España en obtener la autorización del organismo supervisor para operar con fondos de alto riesgo y que además contrató a su hermano, Jaime Arenillas, entre otras bagatelas. Con lo que empieza caer, bien haría el candidato Sebastián en preparar el paraguas.

Antonio Jiménez.

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