MADRID 10 Nov. (OTR/PRESS) -
El Ejército de Salvación encabezado por la Salgado y la Trini ha ganado definitivamente la batalla y la población española como mansos cabestros obedecerá sin rechistar. Prohibido fumar hasta en las bodas. Por nuestro bien. Y si mañana se les ocurre que tampoco en el campo (la Narbona ya lo prohibió) o en nuestra propia casa pues también tragaremos y nadie se atreverá a decir ni mu, ni siquiera beee. Esta es la granja orweliana donde hasta balar hay que hacerlo al compás del rebaño. Ya estamos vencidos.
Estamos derrotados por lo políticamente correcto, tiranizados por la estupidez de un pensamiento único y presuntamente progresista que lo que hace es reducir cada día que pasa un poco más nuestra voluntad, nuestro albedrío y hasta nuestro pensar. Sin ir más lejos, el hecho de que haya señalado a dos ministras me conlleva el sambenito de machista. Porque a las ministras no se les puede criticar bajo ningún concepto porque tienen bula femenina y eso ya es casi violencia de género.
Ahora es el tabaco. Nadie discute sus perniciosos efectos. También es malísimo el alcohol, de los coches se muere mucha gente y el chorizo da colesterol. Puede entenderse un elemento más, tratándose del tabaco, que afecta a quienes no fuman si comparte espacios cerrados. Por ello se obligó a la hostelería que realizó inversiones muy costosas a separar los espacios. En esos lugares, al igual que en otros de uso común donde si se entiende la prohibición total: desde un hospital a una estación pasando por un supermercado o una oficina bancaria, la población se ha habituado y respeta y se respeta.
Pero ahora el Ejercito de Salvación va más allá. Lo que quiere es erradicar el vicio, salvarnos a los pecadores, limpiarnos de nuestras perversiones. Esto es una cruzada. Y ni siquiera nos dejaran en nuestro gueto, como a apestados. Quieren expulsarnos de nuestros antros de perdición y purificarnos tanto si queremos como si no. Como a mi me molesta que usted fume, aunque a mi no me afecte que lo haga porque ya está separado de mi y yo no me veo obligado a tragarme su humo, pero me molesta que usted lo haga, se lo prohíbo. Porque es usted un vicioso, un indeseable social, una especie a exterminar.
La ley que se pretende imponer por decreto a partir de enero no está en ningún programa electoral pero nadie va a contestarla. Nadie se atreverá a decir que es un abuso, que atenta contra la libertad individual, que ¿por qué no puede haber locales exclusivamente de fumadores y otros que lo sean de NO fumadores?. No hay remedio. Nos lo imponen. Nos van, queramos o no, a salvar. Y nos van a convertir en delincuentes. A este paso será más delito fumarse un cigarrillo que atracar un banco o asaltar a mano armada un hogar. Al tiempo. Pues ya lo digo. Pienso desobedecer. Me declaro en rebeldía civil. Me saltaré esa ley cuantas veces pueda y llamaré a las gentes a la rebelión. Como espero que un día se rebelen los rebaños humanos ante las continuas agresiones a su dignidad a que les someten vejatoriamente por su "seguridad", por su "bien".
Espero que a no mucho tardar se instalen en todas las ciudades, y la primera en Madrid, y al mejor estilo Chicago, fumaderos clandestinos. Que cuenten conmigo desde el primer día. Habrá un ambientazo. Con mucha mejor compañía desde luego que la Salgado. Y a la Trini, aunque se ponga la chupa, que no la dejen entrar. Que seguro que alguna noche va. Viva Chicago, años 20