Actualizado 22/03/2007 01:00

Carlos Carnicero.- Los deberes de Otegi

MADRID 22 Mar. (OTR/PRESS) -

Arnaldo Otegi habla mucho y en realidad concreta muy poco. Ahora se tiene que sentar delante de un tribunal como le ocurre a cualquier ciudadano que se sitúa frente a la ley y esta circunstancia no debe tener un carácter extraordinario para la que se necesiten amortiguadores o cuidados especiales. Existe un código penal que a todos nos obliga y también al señor Otegi, por lo que su comparecencia para responder por sus actos no debiera tener ninguna repercusión en el futuro de las relaciones de este individuo con la sociedad y las instituciones.

Las cábalas se producen alrededor de este asunto porque el señor Otegi, al menos hasta ahora, sencillamente no se ha sometido a la ley y su actitud ha sido de permanente reto a la legalidad. La técnica de Arnaldo Otegi es la de los antiguos vendedores de feria que marean las palabras para evitar concretar sus compromisos. Ahora habla de la inconveniencia de la lucha armada -terrorismo, para entendernos- dado que quisiera obtener por métodos pacíficos la independencia de Euskadi y Navarra. Pero entiende el señor Otegi que ETA utiliza la violencia porque considera que no se dan las circunstancias para la lucha democrática. Es decir, traduciendo al lenguaje de las personas normales, Otegi justifica el terrorismo de ETA al menos hasta que esta banda criminal considere que se dan las condiciones para que no tenga que matar. La formulación de este chantaje del que se hace portavoz Arnaldo Otegi es sencillamente intolerable y quien considere un avance las declaraciones de este político vasco en relación a ETA está equivocado y tiene deseos de oír lo que Arnaldo Otegi no está dispuesto a decir.

La grandeza de un sistema democrático radica en plantear con firmeza los postulados esenciales de la vida institucional, dejando abierta la puerta para que quien no los ha cumplido se decida a hacerlo. Pero nada más. Si Arnaldo Otegi quiere convertirse en persona no nos hace un favor, se lo hará a sí mismo, y no puede pretender que cambiemos los protocolos de nuestros hábitos democráticos solo para que él se sienta más cómodo.

Carlos Carnicero.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Sánchez, al fin, sale a la ofensiva, pero ¿qué ofensiva?

Foto del autor

Antonio Casado

Memoria de Rubalcaba

Foto del autor

Fermín Bocos

Annus horribilis

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Castillo de naipes