Actualizado 04/04/2007 02:00

Carlos Carnicero.- Endesa, ¿todos contentos?

MADRID 4 Abr. (OTR/PRESS) -

Si se trataba de demostrar el axioma de que el Gobierno no puede ser derrotado por el mercado, tal vez debieran dedicar los líderes todos estos esfuerzos a una política distributiva de verdad eficaz en vez de a satisfacer su autoestima. El orgullo de José Luis Rodríguez Zapatero ha debido salir fortalecido al hacer de Endesa una empresa italiana en vez de alemana, pero este debiera ser el momento de preguntar quién y para qué inició el primen movimiento del tablero de la energía que ha dejado un inventario de destrozos difícil de evaluar y en el que la solución final es solo un pacto por agotamiento.

Lo que se inició como una operación política del laboratorio Maragall-Montilla-Sebastián ha terminado con una inmensa bronca en la que los contendientes, agotados, se han conformado con el reparto en el que el Gobierno italiano tiene la llave de la más importante empresa de la energía en España. ¿Merecía la pena?

Veamos, Entrecanales, un grupo de construcción ligado al boom inmobiliario, con la caja llena, se ha hecho de oro con un negocio que no conoce y que ni siquiera sabemos si es su vocación de futuro. Enel, una empresa de control público del estado italiano se instala en España para gobernar Endesa, que fuera privatizada, precisamente para que el Gobierno español no la controlara.

Algún día los padres de esta operación tendrán la amabilidad de explicar porqué calcularon tan mal las fuerzas con las que iniciaron el asalto a Endesa y por qué no intentaron fortalecer esta empresa, incluso cambiando sus directivos, en vez de terminar dando el control de esta parte de la energía al Gobierno de Romano Prodi.

Queda por delante una batalla legal y la explicación política del papel que ha jugado la Comisión Nacional del Mercado de Valores cuyo presidente ha presentado la dimisión y amenaza con la explicación. Y queda por delante, también, escribir el gran diccionario de la batalla de Endesa, que será sobre todo un novelón de pasiones y ambiciones desbordadas sin ningún talento político.

Carlos Carnicero

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