Actualizado 21/10/2011 14:00

Carlos Carnicero.- Esperando a ETA (sin ansiedad).

MADRID 21 Oct. (OTR/PRESS) -

Estamos asistiendo a un culebrón en el que el final del terrorismo inscribe nombres sorprendentes como "liquidación del último conflicto armado", "proceso de paz", "una paz sin vencedores y vencidos".

Algunos intermediarios profesionales se han reunido en San Sebastián para darle una impronta a la desaparición de ETA en la que no aparece la palabra "terrorismo" ni "víctimas", -excepto para señalar que las hay en los dos bandos- y que pretenden que lo ocurrido ha sido un "conflicto político" que ha dado lugar a un "enfrentamiento armado".

Se vuelve a imponer el pragmatismo utilitarista de que lo importante es la paz y que no deben ser obstáculos las concesiones semánticas que se hagan para que ETA se pronuncie.

Apuesto a que ETA no va a ofrecer su disolución. Y en su jerga ofrecerá más tregua, más interrupción de la "lucha armada" y más largas para no perder su influencia, basada en la amenaza permanente que refleja su propia existencia. Y siempre habrá un Tony Blair que firmará porque haya paz y poder seguir dando conferencias a precios astronómicos y participar en los negocios que ya les son propios a los primeros ministros, expresidentes de Gobierno o exsecretarios generales de la ONU.

No tengo inconveniente en observar con cierta distancia (y desde luego sin ansiedad) este fenómeno de liquidación del terrorismo, que sucede porque ETA no tiene capacidad para seguir matando de una forma sostenible, que es una palabra que incluso se impone para hablar del crimen organizado. No pienso hacerle la ola a ETA ni cuando se disuelva. Y soy partidario de mantener la importancia de los conceptos sin que desvirtúen la conceptualización del sufrimiento que ha causado ETA durante más de cuarenta años.

Al señor Eguiguren le sabe a poco el papelazo del Gobierno de España, del señor Rubalcaba y del PSE. Quizá la actuación de Eguiguren esté concertada para que los socialistas ortodoxos, al haber sido descalificados por este aventurero de la negociación con ETA, parezcan más inocentes de lo que son. Me tiene sin cuidado porque el narcisismo aldeano de Eguiguren es sobre todo agotador.

Todo este final del terrorismo (sí, del terrorismo) se está haciendo de una forma en la que el candidato Rubalcaba, por querer rascar unos votos que son imposibles, está deteriorando el prelitigio merecido que ha cosechado en la persecución implacable del terrorismo.

Si nos tenemos que tragar que ETA es una "organización armada" que ha protagonizado una "acción armada en un conflicto político" para que ETA haga un comunicado que no sabemos qué va a decir, yo no me sumo. Soy de los que cree que ETA está derrotada y que no hay que darle ni agua hasta que anuncie su disolución. Ni más, ni menos.

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