MADRID 18 May. (OTR/PRESS) -
Sus fervientes seguidores le pidieron ayer, en un clamor de adhesión probablemente inducida, que funde un nuevo partido, probablemente a la vista de que el presidente fundador, Manuel Fraga Iribarne, también le ha dicho que deje de incordiar. Pero ella, Esperanza Aguirre, todavía no da un paso al frente. Sus seguidores tienen la misma razón que los ayatolá de los medios de comunicación: Esperanza, ellos y los ultra del PP necesitan un nuevo partido porque sus sensibilidades y sus ideas no pueden estar en la misma cesta que Alberto Ruiz Gallardón, Josep Piqué y muchos militantes del PP -incluso los vascos que antes eran incondicionales de María San Gil- que no ven ningún futuro en el proyecto de "resistencia" que reclama Jaime Mayor Oreja. Incluso Manuel Fraga ya no puede coexistir en el mismo partido que la presidente de Madrid.
Es cierto que en el PP hay una crisis de liderazgo, pero además hay un arco tan amplio que ha llegado a contener a la extrema derecha y al centro político. Las elecciones del 9-M indicaron claramente que esa amplitud es contra la naturaleza de las cosas y, sobre todo, el factor determinante de que ese PP cuya extrema derecha asusta a millones de votantes, no puede ganar unas elecciones generales si no modifica su estrategia y su proyecto político. Esperanza está siendo jaleada para que de un paso al frente y deje de pegar patadas por debajo de la mesa. Ella, Jaime Mayor Oreja y sus aliados mediáticos no están dispuestos a ningún viaje al centro y hasta el viejo líder del PP se ha dado cuenta que tal y como van las cosas el futuro, sencillamente, no existe.
Es muy posible que la crisis del PP se cierre en falso en el próximo congreso de los diputados. Hasta es posible que Mariano Rajoy no aguante la presión del cerco que se le está montando desde dentro del propio partido. Pero la fuerza de los hechos terminará imponiéndose en un país que necesita urgentemente un partido conservador, moderno, europeo, democrático y centrista que permita asegurar que la alternativa de poder no es sólo un derecho constitucional sino además una posibilidad real.
Carlos Carnicero.