Actualizado 24/10/2011 14:00

Carlos Carnicero.- ETA y el 20-N.

MADRID 24 Oct. (OTR/PRESS) -

La encuesta que publica hoy El País sobre el impacto del comunicado de ETA en los ciudadanos es esclarecedora de muchas cosas.

Primera, no tiene repercusión en las perspectivas electorales. Los ciudadanos manifiestan su alegría y su desconfianza o escepticismo sobre las intenciones de la banda terrorista. Están contentos por la perspectiva de que ETA haya decidido dejar de matar pero no se fían de ella ni premian a ningún partido o al Gobierno por lo sucedido.

Dos, el análisis de la encuesta debiera impulsar a los partidos a la mesura. Los ciudadanos no piensan de forma distinta sobre ETA porque haya anunciado el fin de su "actividad armada".

No hay que tener prisa por nada. Todavía la banda terrorista no ha anunciado su deseo de colaborar con la Justicia ni su intención de disolverse. Da toda la sensación de que ETA se cree en posición de la llave de los tiempos.

Quiere fortalecer su participación política en las instituciones a través de sus franquicias. Sabe que si la izquierda abertzale obtiene un grupo parlamentario, lo que no es imposible, tendrá mucha más fuerza para negociar. Y está en eso.

Tercera: me parece un disparate organizar una mesa de partidos como consecuencia del comunicado de ETA. Salvo que sea un compromiso adquirido con la organización terrorista.

La llamadas "mesas de partidos" son unas instituciones claramente predemocráticas, porque las instituciones están para servir de diálogo entre todas las sensibilidades. El Parlamento Vasco y las Corte Generales son los recipientes adecuados para cualquier diálogo político.

Y cuarto: tenemos que ser consecuentes con la realidad institucional y mantener el rigor en la conceptualización de todo lo que está ocurriendo. No hay conflicto político ni necesidad de negociar nada con ETA ni con el mundo abertzale. En consecuencia la normalidad institucional es el único camino transitable.

Si los ciudadanos desconfían de ETA también en parte del proceso que se abre para garantizar su desaparición. Harán mal los partidos si sobreactúan sobre algo en lo que los ciudadanos están vigilantes para que se cumpla simplemente la Ley.

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