Actualizado 18/09/2011 14:01

Carlos Carnicero.- La seriedad en los impuestos.

MADRID, 18 Sep. (OTR/PRESS) -

Los impuestos, el sistema fiscal, es la herramienta de que dispone el estado para cumplir sus obligaciones. Un estado sin capacidad económica no puede ejercer sus responsabilidades. Los servicios públicos y la redistribución de la riqueza son las obligaciones que el estado debe satisfacer con el dinero proveniente de la aportación de los ciudadanos.

Los impuestos no se pueden improvisar ni utilizar a conveniencia como arma electoral. No pueden ser el instrumento de una recaudación excepcional en tiempo de crisis: para eso hay que utilizar las tasas. El impuesto es algo que se decide de manera sosegada, democrática y con responsabilidad porque debe ganarse el respeto de los ciudadanos. El espectáculo que se está dando con el impuesto del patrimonio es sencillamente patético. Ahora, además, el candidato Rubalcaba saca a colación la tributación de las SICAV.

¿Qué crédito puede tener un candidato que ha estado casi ocho años en un gobierno que ha hecho lo contrario de lo que ahora desesperadamente propone? Quedan poco más de dos meses para las elecciones y el PSOE pretende aprobar a todo correr el impuesto de patrimonio que antes este partido liquidó o propuso liquidar en las comunidades autónomas.

Si la recuperación del impuesto es una medida provisional contra la crisis, no debiera tener la consideración de "impuesto". Si conceptualmente el PSOE ha recuperado su vocación socialdemócrata, como reclamaba el propio Felipe González, los electores se merecen una autocrítica por ese abandono y una explicación de la rectificación.

El marketing, en política, está tamizado por la memoria y por las ideas de los votantes. Las ruedas de molino están a disposición de quien quiera tragarlas, pero muchos electores detectan el oportunismo con un radar que conduce los votos en dirección contraria a quienes lo reclaman sin escrúpulos. Sabemos que el PP está en contra del impuesto del patrimonio. Y sabemos que el PSOE lo recupera para contentar a sus votantes desilusionados. Ni uno ni otro merecen mucha confianza en estas cuestiones.