Actualizado 06/07/2007 02:00

Carlos Carnicero.- Zapatero redivivo o Rajoy acabado

MADRID 6 Jul. (OTR/PRESS) -

Si estamos en una época intelectualmente baldía y de sequía de liderazgos políticos, la pregunta obligada es si José Luis Rodríguez Zapatero ha vuelto redivivo de sus crisis, desde el atentado de la terminal 4 de Barajas, o Mariano Rajoy se ha hundido en el pozo negro de sus propias obsesiones. La respuesta a este enigma tiene una conclusión que sin embargo es clara: la política, en España está succionada por la bronca que inicialmente promovió el PP y a la que Zapatero se ha sumado con mucho ímpetu, mejorado el resultado de su oponente. El presidente ha aprendido malas artes, que no es poco.

Lo que se aplaude de la victoria de Zapatero es lo más parecido al resultado de una pelea tabernaria: no se esperaban ideas, inteligencia o talento; lo que gusta al respetable son los golpes bien colocados, a ser posible, bajos; y en eso, el presidente ganó por mucho más que a los puntos.

¿Dónde han quedado las cosas situadas para el futuro? Rodríguez Zapatero está crecido, lo que para una persona instalada en la autosatisfacción es un problema, sobre todo para el PSOE. Pero es una solución para el declive en el que personalmente se había instalado el presidente. En el inventario que pudiera hacerse, el PSOE se sumergirá más a fondo en la incapacidad como organización de tener protagonismo, en la medida que la crecida de su secretario general le alivie de rectificar errores y de acomodar la soledad mal acompañada de Zapatero a una labor de partido. A cambio, las posibilidades de su reelección se apuntalan. En el otro lado, en la oscuridad del PP, Mariano Rajoy, prisionero de los poderes mediáticos que le piden más madera, está hundido en su imposibilidad de generar un liderazgo que le permita ganar las elecciones, con Rodrigo Rato pisándole los talones.

En este inventario de desperfectos de un debate que ha consagrado la miseria intelectual de nuestra clase dirigente, lo único que ha quedado claro es que, de aquí a las elecciones generales, lo único que vamos a ver es el brillo de los cuchillos afilados.

Carlos Carnicero.

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