Actualizado 04/05/2010 14:00

Cayetano González.- Un año de López en Ajuria-Enea.

MADRID, 4 May. (OTR/PRESS) -

Mañana se cumplirá un año de la investidura de Francisco Javier (Patxi) López como lehendakari del Gobierno Vasco, el primero no nacionalista desde la puesta en marcha del Ejecutivo autónomo vasco en la II República y que tuvo en la persona de José Antonio Aguirre a su primer responsable. López llegó hace doce meses al sillón de Ajuria-Enea tras haber quedado su partido, el PSE-EE, como segunda fuerza política detrás del PNV en las elecciones autonómicas. En su investidura contó con el apoyo generoso, por desinteresado, del PP, que a cambio solo obtuvo la Presidencia del Parlamento Vasco, puesto que ocupa, con bastante brillantez por cierto, Arantza Quiroga.

La llegada de un político constitucionalista a la Presidencia del Gobierno Vasco ha sido uno de los hechos políticos más relevantes de nuestra historia reciente. Tras treinta años de ininterrumpida hegemonía nacionalista, se hacía necesaria otra forma de gobernar en Euskadi. Y aunque un año es muy poco tiempo, se puede afirmar que algunas cosas ya han cambiado en este tiempo. Por ejemplo, el lehendakari López ha sido capaz de aparcar ese debate identitario que su predecesor en el cargo se había empecinado en alimentar a través del famoso "Plan Ibarretxe" y su intento de llevar a cabo un referéndum ilegal sobre el derecho de autodeterminación. Los vascos, como el resto de los españoles, llevan bastante tiempo acosados por la crisis económica y es en este terreno, así como en las cuestiones relacionadas con la educación, la sanidad o la vivienda, donde se sitúan los verdaderos problemas de los ciudadanos.

Asimismo, Patxi López se propuso desde el primer momento acabar con los espacios de impunidad que en las calles y plazas del País Vasco se habían tolerado por parte de los gobiernos nacionalistas anteriores al mundo que rodea a ETA. Para ello era importante poner a trabajar a un instrumento que nació con el autogobierno vasco y que no es otro que la Ertzantza, un cuerpo policial compuesto por más de 8.000 agentes, que viven y conocen perfectamente el terreno que pisan. Una Ertzanta no sometida a las consignas políticas de sus responsables públicos y que cumpla con la misión para la que fue creada: perseguir a los delincuentes -los terroristas lo son en grado sumo- y proteger a los ciudadanos de bien.

Transcurrido este primer año, al Gobierno del lehendakari López se le va a exigir mucho más: tendrá que acertar en la gestión del día a día y deberá saber transmitir más ilusión por el cambio que se ha producido en el País Vasco. Porque la gran duda que existe en el convulso panorama político vasco es cuál será el proyecto de futuro de Zapatero y del PSE: seguir apostando por un Gobierno constitucionalista; volver a los gobiernos de coalición con el PNV o intentar trasladar a Euskadi la fórmula del tripartito catalán, donde una Batasuna supuestamente desvinculada de ETA pudiera cumplir el papel que ha hecho ERC como socio de un gobierno presidido por un socialista. Algunos en el PSOE lo tienen claro: todo, menos depender del PP para gobernar en el País Vasco.