MADRID 21 Abr. (OTR/PRESS) -
Las reiteradas detenciones -tres en los últimos cinco meses- de otros tantos "jefes" de ETA ponen de manifiesto, al menos, dos cosas: que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado están llevando a cabo un espléndido trabajo por el que hay que felicitarles y felicitarse, y que la banda terrorista, gracias a Dios, no atraviesa por sus mejores momentos, son muy vulnerables, sienten el aliento de la Guardia Civil y de la Policía Nacional sobre sus cogotes y sus miembros pueden "caer" en cualquier momento y en cualquier lugar donde se encuentren.
Pero por encima de estas dos consideraciones, hay otra que conviene subrayar: el mejor método para acabar con un grupo terrorista como es ETA es la aplicación del Estado de Derecho, uno de cuyos instrumentos más eficaces es la acción policial. Durante muchos años, en nuestro país hubo un debate absurdo, propiciado por una izquierda política y social acomplejada y por un nacionalismo vasco que se subió a ese carro por puro interés personal, sobre la necesidad de combinar medidas políticas y policiales para acabar con ETA. Ese debate que empezó en el anterior régimen se prolongó hasta hace bien pocos años, es decir, cuando la banda terrorista siguió matando en plena democracia y cuando el País Vasco ya gozaba de un Estatuto de Autonomía y de unas Instituciones propias. Los hechos han acabado dando la razón a quienes siempre hemos pensado que los terroristas, en su mentalidad totalitaria, no atienden a razones políticas, por lo que no hay nada que hablar con ellos. Con los terroristas no se negocia; a los terroristas se les derrota.
Dentro de muy pocos días, el socialista Patxi López será investido lehendakari con el apoyo del PP, y con ello se abrirá una nueva etapa, histórica sin ninguna duda, en la que el País Vasco va ser gobernada de otra forma a como lo ha venido siendo en los últimos veintinueve años. Entre las prioridades del nuevo Gobierno Vasco figura la derrota de ETA. Para ello, el Ejecutivo de Vitoria va a poder seguir contando con el excelente trabajo de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, pero tendrá que "poner las pilas" a esos 8.000 agentes que integran la Ertzantza y que durante los últimos años han estado muy "neutralizados" en su trabajo por unos responsables políticos del PNV que no buscaban la derrota de ETA, sino una final dialogado y negociado con la banda terrorista.
Hace muy pocos días, en la víspera del "Aberri Eguna" (Día de la Patria Vasca), ETA vertió una seria y clara amenaza sobre el nuevo Gobierno Vasco de Patxi López a los que declaró objetivo prioritario. Al parecer, las detenciones policiales llevadas a cabo el pasado fin de semana han abortado los planes de los terroristas de empezar a materializar esa amenaza. No hay que bajar la guardia ni confiarse. Pero sin duda, ETA hoy está más débil que ayer y si sigue perseverando por esta vía, más pronto que tarde se conseguirá lo que muchos ciudadanos, entre ellos muchos vascos, están deseando: la desaparición total y completa de sus vidas de esta pesadilla.