Actualizado 15/03/2011 13:00

Cayetano González.- Dos años de Ajuria-Enea.

MADRID 15 Mar. (OTR/PRESS) -

En estos días se cumplen dos años -ecuador de la legislatura- de la llegada, por primera vez en la historia, de un lehendakari no nacionalista a la Presidencia del Gobierno Vasco. Hace dos años, el socialista Patxi López, con el apoyo del PP, se instaló en el Palacio de Ajuria-Enea en Vitoria, desalojando de esa manera al PNV que había gobernado ininterrumpidamente en Euskadi desde la transición política. Algunos observadores de la realidad política han llegado a afirmar que este acuerdo PSE-PP ha sido el hecho más relevante de los últimos tiempos, conclusión a la que quizás ha ayudado llegar ver el contraste entre ese entendimiento, con la continua gresca que tanto socialistas como populares mantienen en el resto de España.

Siendo objetivamente importante el acuerdo que posibilitó la llegada de López a la Presidencia del Ejecutivo vasco, también convendría subrayar algunos puntos. En primer lugar, ese acuerdo fue consecuencia de hacer de la necesidad virtud, ya que fueron los socialistas vascos los que tuvieron que convencer a la dirección federal del PSOE, empezando por el propio Zapatero, de la conveniencia de aceptar el apoyo externo del PP para la investidura de Patxi López como lehendakari. Zapatero hubiera preferido el acuerdo con el PNV, pero habiendo ganado este partido las elecciones y no estando dispuesto a renunciar a la Lehendakaritza, la única posibilidad que tenía el PSE de acceder al poder era con el apoyo el PP, algo que desagradaba sobremanera en la calle Ferraz. De hecho, en cuanto Zapatero ha necesitado de apoyos parlamentarios en el Congreso, los ha buscado en el PNV, llegando a un acuerdo -con transferencias incluidas al País Vasco- que ha dejado en muy mal lugar al propio lehendakari.

En estos dos años, el acuerdo PSE-PP ha funcionado razonablemente bien y ha servido, sobre todo, para avanzar en algo que los sucesivos gobiernos del PNV no hicieron: la deslegitimación social, en el seno de la propia sociedad vasca, del terrorismo de ETA y de quienes lo apoyan. En ese campo, la acción del Gobierno de López ha sido contundente y va consiguiendo sus frutos. Sólo por eso, habría merecido la pena el acuerdo entre socialistas y populares.

Un acuerdo que no está nada claro vaya a tener una continuidad en el futuro, por dos razones distintas: por un lado, un sector del PSOE y del PSE va a querer volver a un entendimiento con el PNV, con más motivo si el PP llega a la Moncloa en las próximas elecciones generales. Y en segundo lugar, el mapa político vasco sufrirá alteraciones importantes el día que la denominada "izquierda abertzale" esté presente en las elecciones. En ese escenario, las combinaciones políticas serán múltiples y variadas y la que menos enteros tendrá será la actual entre el PSE y el PP.

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