Actualizado 22/09/2009 14:00

Cayetano González.- Huida hacia adelante.

MADRID 22 Sep. (OTR/PRESS) -

A Zapatero le sucede lo que a los nacionalistas de todo signo: cuando se sienten acosados, con la soga al cuello, la reacción no es la de la moderación, la de la autocrítica, la de pensar que a lo mejor uno no tiene toda la razón. No, la reacción suele consistir en radicalizar su discurso y sus posiciones políticas. Si uno analiza Lo dicho por el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE en la reunión del Comité Federal de su partido celebrado este fin de semana en Madrid, no es difícil llegar a la conclusión que Zapatero ha optado por esa vía de la radicalidad, que es una manera como otra cualquier de emprender una huida hacia adelante.

En ese sentido hay que entender, por ejemplo, que Zapatero se jactara ante sus compañeros de partido de no haber cedido "ante los poderosos", sin aclarar si se estaba refiriendo a quien hasta hace poco tiempo era su grupo mediático preferido, a los empresarios o vaya usted a saber que entiende el líder del PSOE por "poderosos". Tampoco se libró de esa radicalidad del presidente el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, del que llegó a decir que "ahora pontifica un día sí y otro también, pero no dio la voz de alarma cuando el endeudamiento privado era enorme". Y para que no faltara nada, Zapatero, ahora sí en una clara referencia a los empresarios, aseguró que "parte del tejido empresarial que se ha destruido es de cartón piedra, por lo que, en efecto, lo que se necesita es una reforma empresarial mas que una reforma laboral".

Acosado y desgastado por una crisis económica que desgraciadamente puede acercarnos dentro de poco tiempo a la cifra de cinco millones de parados; cuestionado en privado y a veces en público -léase Felipe González, Joaquín Almunia- por ex dirigentes de su partido; abandonado por ex ministros -Pedro Solbes, Jordi Sevilla, Cesar Antonio Molina- que dejan el escaño parlamentario porque no quieren ser cómplices con su voto de las improvisaciones presidenciales; castigado en las urnas -Galicia y europeas- y con malas previsiones electorales en las encuestas; criticado duramente por un importante grupo de comunicación que ha estado siempre alineado con el socialismo, el presidente hace como que no se inmuta y transmite a los suyos que hay que mirar hacia el futuro y no hacer mucho caso de lo que digan "ni dos editoriales ni tres tertulias", como señaló expresamente en la citada reunión del Comité Federal.

Decía en un artículo anterior que Zapatero tiene todavía suficiente margen de liderazgo en el PSOE, pero que el mismo se irá estrechando si en las siguientes citas electorales, el resultado es adverso para los socialistas. No se adivina todavía suficiente masa crítica como para cuestionar al líder y mucho menos para plantearse su sustitución. De momento, el presidente tacha los días del calendario que faltan para llegar al 13 de octubre, fecha en la que se producirá la tan ansiada foto con Barack Obama en el despacho oval de la Casa Blanca.

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