Actualizado 18/10/2011 14:00

Cayetano González.- Humillante.

MADRID 18 Oct. (OTR/PRESS) -

Eso es lo que es la autodenominada "Conferencia Internacional de Paz" que ha tenido lugar en San Sebastián para tratar del final de ETA. Humillante para las víctimas del terrorismo, pero también humillante para la sociedad española que no entiende que pintan unos supuestos mediadores internacionales en un sarao que se autoproclama "Conferencia de paz" como si aquí hubiera existido una guerra entre dos bandos enfrentados. No, aquí lo que ha habido en los últimos cincuenta años es una banda de asesinos que ha matado a 858 personas lisa y llanamente por ser españoles.

Resulta bastante obvio la connivencia y la colaboración del Gobierno de Zapatero, del PSOE, de Rubalcaba y del lehendakari López para que este aquelarre se haya podido celebrar en San Sebastián. Si el Gobierno hubiera querido, la habría evitado. Pero es que quería que se celebrase porque lo que ETA y su mundo siempre han denominado la "internacionalización del conflicto" era una de las piezas del "proceso" de negociación política con la banda terrorista que Zapatero comenzó en el año 2005, que algunos creyeron que se había interrumpido a raíz del atentado contra la T-4 de Barajas, pero que los hechos han demostrado que ha seguido -sobre todo con la intervención de mediadores internacionales expertos en resolución de conflictos- en la actual legislatura.

Desde el Gobierno y desde el PSOE se ha defendido la celebración de esta "Conferencia de Paz" argumentando que si sirve como percha para que ETA anuncie su final, bienvenida sea. Un argumento bastante frívolo y endeble, primero porque la banda terrorista no se va a disolver como un azucarillo en un vaso de agua. Y en segundo lugar, ETA puede anunciar que cesa en su actividad terrorista, entre otras cosas porque ha conquistado en los últimos tiempos tantas cotas de poder político -Bildu gobierna en 104 Ayuntamientos del País Vasco y de Navarra y tiene expectativas ciertas de conseguir grupo parlamentario propio en las elecciones generales del 20-N- que no le compensa seguir pegando tiros para conseguir sus objetivos.

Las víctimas del terrorismo se sienten humilladas, machacadas, derrotadas con este tipo de actuaciones del Gobierno y del partido que lo apoya. Dentro de un mes van a celebrarse unas elecciones que seguramente propiciarán un cambio político en España. El nuevo gobierno salido de las urnas se encontrará en este terreno de la lucha antiterrorista con una situación que en muchos puntos será irreversible. El Gobierno de Zapatero se ha encargado de ello. Pero Rajoy y el PP deberán hacer todo lo que esté en sus manos para que en el final de ETA se visualice claramente que hay vencedores y vencidos; que las víctimas del terrorismo perciban que su sacrificio no ha sido estéril; que los españoles no tengamos que avergonzarnos de que nuestro Estado de Derecho haya claudicado ante una banda de asesinos.

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