MADRID 14 Oct. (OTR/PRESS) -
Pienso que ha hecho muy bien el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, en no hacer caso a sus asesores que le aconsejaron ponerse fundas en los dientes para mejorar su imagen en este periodo de campaña electoral. "Yo soy así, me conocéis de siempre así y así seguiré", cuentan que respondió Rubalcaba cuando le hicieron la propuesta dental. De sobra es conocido que la política, y más en periodo electoral, tiene mucho de imagen. No tanto los candidatos, sino sus asesores, están normalmente más preocupados por la corbata que lleva el candidato, por su corte de pelo, por el aspecto de barba si la tiene, por si lleva un traje de rayas o liso, que, pongo por caso, por algo muchísimo más importante que todo lo anterior, como puede ser el contenido del programa electoral con el que se presenta.
Por eso, creo que ha hecho bien Rubalcaba rechazando ese cambio bucal que le proponían. No está el país para ese tipo de bromas. Las elecciones que tendrán lugar dentro de treinta y cinco días -que largo se está haciendo este periodo desde que Zapatero anunció antes del verano la cita con las urnas- tienen una importancia vital para todos, porque la grave situación económica que vivimos exige cuanto antes un ejecutivo fuerte, con un respaldo claro de la ciudadanía, que genere confianza dentro y fuera de nuestras fronteras y que irremisiblemente tendrá que adoptar medidas drásticas al día siguiente de tomar posesión de sus cargos. Por eso digo que el patio no está para bromas del tipo de ponerse unas fundas de dientes para mejorar la imagen en el caso del candidato socialista, o del recorte de barba o de mejorar el color pálido que suele adornar el rostro del candidato popular.
Otra cuestión que en estos días electorales se ventila y produce mucha inquietud dentro de los propios partidos es todo lo relacionado con la confección de las listas de candidatos. En unos, el PSOE, porque las previsiones electorales apuntan a la baja con una pérdida de 50-60 escaños respecto a los parlamentarios socialistas que ha habido en esta legislatura. En otros, el PP, porque la tendencia es la inversa, con una subida de 30-40 escaños.
En los tiempos que corren, los que aspiran a seguir siendo diputados ven esta situación como una cuestión estrictamente laboral. Hay muchos candidatos a ser diputados que en caso de no serlo, tienen un futuro laboral oscuro, más cerca de las colas del INEM que de otro sitio. Este es uno de los males que asola a la clase política desde hace bastante tiempo. Hay muchos "profesionales" de la cosa pública que empezaron desde pequeñitos en las juventudes de su partido, que luego han ido escalando posiciones, pero que fuera de ese ámbito no tienen ninguna alternativa profesional porque no han hecho otra cosa en su vida que estar en los partidos. Y eso es un grave error.