Publicado 10/03/2015 12:00

Cayetano González.- Menudo espectáculo

MADRID 10 Mar. (OTR/PRESS) -

El espectáculo dado por el PP con motivo de la designación de sus candidatos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid y a la Alcaldía de la capital de cara a las elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo, es de los que marcarán época. Primero fue la defenestración, con una campaña de desprestigio personal incluida a cuenta de la compra del famoso dúplex de Marbella -del actual Presidente de la Comunidad, Ignacio González, y después, las condiciones puestas a Esperanza Aguirre -dejar la presidencia del partido en Madrid- si quería ser la candidata a la Alcaldía.

Comprendo que, muy probablemente, para la inmensa mayoría de los ciudadanos, estos "líos" -una expresión muy de Rajoy- de los partidos políticos interesan más bien poco, y si encima suceden en el Madrid capitalino y uno vive en la periferia, el interés es todavía menor. Pero al menos habrá que convenir que estas cosas son las que inciden directamente en el enorme desprestigio de los políticos y en el consiguiente alejamiento y rechazo ciudadano que ven como al final, sus intereses quedan relegados en pro de las luchas y disputas internas en el seno de los partidos políticos.

Parece inconcebible que con la que está cayendo, con los vientos que están soplando de cambio y renovación de las estructuras sociales y políticas, algunos partidos -desde luego en el caso del PP es evidente- no hayan aprendido todavía la lección. Parece inconcebible que la elección de unos candidatos para una plaza políticamente tan importante como es Madrid dependa exclusivamente de la voluntad de una persona, en este caso de Rajoy, sin que el resto de dirigentes, militantes e incluso simpatizantes puedan expresar su opinión. Algunos son partidarios que las primarias para elegir candidatos en los partidos sean impuestas por ley. No sería necesario llegar a ese extremo si hubiera el convencimiento en los dirigentes políticos que los partidos son instrumentos para facilitar la participación ciudadana y no chiringuitos particulares donde uno hace y deshace a su antojo.

Todo lo sucedido en los últimos días en y con el PP de Madrid da la razón a aquellos que desde posiciones más populistas en algunos casos o más templadas en otros hablan de la "casta" y reclaman la necesidad urgente de acabar con las malas prácticas instauradas en los partidos y en las Instituciones tras treinta y siete años de democracia. En los próximos ochos meses los ciudadanos podrán acudir a las urnas al menos en dos ocasiones -municipales y autonómicas en mayo y generales a finales de año- y ese será el momento de decidir con el voto que es lo que se quiere. Desde luego, los "viejos" partidos están dando muchos motivos para recibir un buen varapalo, algo que la mayoría de las encuestas auguran.

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