Actualizado 23/06/2009 14:00

Cayetano González.- Motivos para la esperanza.

MADRID 23 Jun. (OTR/PRESS) -

Lo más terrible, lo más grave del atentado cometido por ETA el pasado viernes en Bilbao ha sido, sin ninguna duda, que ha privado del derecho fundamental de la vida a un ciudadano libre e inocente como era el inspector del Cuerpo Nacional de Policía Eduardo Puelles. Y además, ha causado un dolor irreparable a su viuda, a sus dos hijos, a su madre y a sus hermanos. Dejado lo anterior bien sentado, también habrá que concluir que ha habido muchas cosas a raíz del atentado, que aunque pueda sonar contradictorio, mueven a la esperanza de que más pronto que tarde se va a poder acabar con esta pesadilla que supone ETA -el próximo mes se cumplirán cincuenta años de su siniestro nacimiento- que ha provocado tanto dolor en muchas familias, en particular las que han tenido alguna víctima en su seno, y en la sociedad vasca y española.

Por ejemplo, un motivo para la esperanza ha sido ver como el nuevo lehendakari, Patxi López, ha sabido liderar perfectamente en las horas posteriores al atentado, la reacción social y política contra el asesinato del inspector de Policía. Nada de palabras huecas, nada de frases hechas, nada de lamentos estériles como habitualmente sucedía con su antecesor en el cargo. Desde el "Eduardo era uno de los nuestros" hasta "ellos nos enseñan el camino del terror, nosotros les enseñaremos el camino de la cárcel". Otro motivo de esperanza ha sido la condena unánime del Parlamento vasco, que se ha alcanzado porque ETA ya no tiene representación en la Cámara de Vitoria. Tomen buena nota aquellos que puedan estar pensando, de cara a las elecciones municipales y forales del 2011, abrir de nuevo la puerta de las Instituciones a la izquierda abertzale. Parece claro que si no hay un desmarque total de ETA, cosa muy improbable, el Estado de Derecho tiene que impedir que los amigos de los terroristas puedan presentarse.

Como también ha constituido un motivo de esperanza ver al presidente del Gobierno y al líder de la oposición viajando y visitando juntos la capilla ardiente, queriendo transmitir con este gesto una imagen de unidad que en momentos de tanta turbación, la sociedad necesita y agradece. La unidad en la lucha antiterrorista no debe ser nunca un fin en si mismo. Si esa unidad entre los dos grandes partidos nacionales es para derrotar definitivamente a ETA, bienvenida sea. Si, como en tiempos recientes, se buscara por parte del Gobierno atajos para lograr ese final, esa unidad sería ficticia.

Aunque ETA pueda seguir provocando algunos días más de dolor como los vividos el pasado fin de semana, la batalla se está ganando. Tengamos mucha confianza en nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en la Ertzantza -que con el nuevo Gobierno Vasco ya no tendrá los problemas de recibir consignas para que no actúen contra los terroristas y su entorno como algunos de sus miembros han denunciado que recibieron en el pasado- y, sobre todo, apoyémonos todos en el ejemplo de fortaleza y dignidad moral que nos dan permanentemente las víctimas del terrorismo. La última, Francisca Hernández, la viuda de Eduardo Puelles.

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