Actualizado 18/05/2008 02:00

Charo Zarzalejos.- El plazo de María

MADRID 18 May. (OTR/PRESS) -

A Mariano Rajoy le quedan cuatro semanas escasas para qué María San Gil evalúe su grado de confianza hacia él, una vez que la ponencia política, innecesariamente larga, sea la que, punto por punto, propusiera la admirada política vasca, después, eso sí, de que José Maria Lasalle tratara incluso de engañarla metiendo por medio a Alicia Sánchez Camacho. "Tu ponencia es la de Mariano", se le dijo este mismo lunes por la noche. Pero María San Gil, al día siguiente y sin previo aviso, dio el paso que nunca antes nadie había dado en el PP y no se recuerda que en ningún otro partido. "No me fío de Mariano".

Sus compañeros del País Vasco, atónitos, a día de hoy continúan sin dar crédito a lo visto y oído y en Génova creen estar despertando de una pesadilla. Pero no es una pesadilla, sino el lance más duro que ha recibido Rajoy. "Me van a intentar segar la hierba", ha confesado el líder popular dispuesto a llegar hasta el final, no sin antes reconocer que quizás si él hubiera estado más encima de la ponencia las cosas no habrían tomado un cariz tan peligroso.

Cuando dijo esto, todavía María San Gil no había dicho en público que no se fiaba de él. Cuando lo escuchó, comprendió que las cosas tomaban derroteros de difícil retorno. No se puede afirmar que Rajoy esté gestionando bien la situación. La falta de autoridad se masca en las filas del PP y Génova "parece una casa vacía", según un "marianista". Los desafectos no se ocultan y el desasosiego va teniendo ojos y caras. Pero una cosa es criticar la gestión y otra bien distinta, y especialmente grave, es afirmar que no se fía del presidente de su partido. Aquí ya se entra en el terreno de los subjetivo, de lo no medible. De lo desproporcionado y casi de lo ofensivo. Se entra en un terreno en el que María San Gil nunca debió entrar, porque luego será ella misma la obligada a explicar cómo y por qué sale de donde se ha metido.

Los errores de Rajoy han quedado superados por mucho por el gran error de María San Gil. Resulta que las personas coherentes e íntegras, valientes y comprometidas como lo es María San Gil, también están sujetas a error. Y María San Gil se ha equivocado procurando al partido, más allá del propio Rajoy, una situación imposible y de manera especial al PP del País Vasco, que mañana lunes en reunión con San Gil va a tratar de poner arreglo a tanto desvarío.

En Madrid, Mariano Rajoy se ha entrevistado ya con Gustavo Arístegui, nueva estrella mediática del PP, y en los próximos días lo hará con Mayor Oreja y otros. ¿Alguien puede creer que Rajoy ha dejado de creer que España es una nación de ciudadanos libres e iguales? ¿Alguien cree que Rajoy está entusiasmado con Ibarretxe? María San Gil, quizás sin quererlo, se ha convertido en el "gendarme" ideológico del PP, de manera que si de aquí a cuatro semanas no ha recuperado la confianza es, será, para muchos, señal de que el PP ha olvidado sus principios. ¿Qué tiene que hacer Rajoy? De momento, pasarse la mano por la cara para aliviar "la bofetada que le ha dado María".

El centro-derecha español parece no haber aprendido nada. Bien está el tener principios, pero de nada valen si no cabe el debate, si no se acierta a que sean compartidos por una mayoría de españoles. El PP ha dado muestras bastantes de su capacidad de resistencia, ahora solo le falta ganar elecciones.

Charo Zarzalejos.

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