Actualizado 11/02/2011 13:00

Charo Zarzalejos.- Preservar lo importante.

MADRID, 11 Feb. (OTR/PRESS) -

La aparición en escena de SORTU, partido de nuevo cuño con el que la izquierda abertzale pretende ser legalizada ha supuesto, sin duda, un nuevo escenario que ha suscitado el inevitable debate político. Quien más quien menos se ha posicionado pero la tónica más generalizada es la de mantener una prudente reserva. El hecho de que los portavoces de SORTU y a preguntas de periodistas hayan evitado por todos los medios condenar los asesinatos perpetrados por ETA y hasta donde se ha oído no han pedido a la organización terrorista que deje las armas, justifica con creces todas las reservas imaginables. Cuesta entender que a un proyecto político que se pretende democrático no le moleste, no considere necesario la desaparición de ETA.

El ministerio de Interior ya tiene un buen acopio de documentos e indicios que a no tardar serán trasladados a los tribunales. El recorrido es largo y con seguridad será el Tribunal Constitucional el que finalmente tenga que tomar una decisión. El Gobierno no ha ocultado sus reservas sin por ello dejar de reconocer que hay novedades tales como el rechazo de la violencia, incluida la de ETA. Sin embargo, el Ejecutivo no las tiene toda consigo y aunque las tuviera no tiene margen para no acudir a los Tribunales, En estas circunstancias y en las que se pueden producir se hace más necesario que nunca que el pacto PSOE-PP se mantenga en todos sus términos. Si cualquiera de los dos partidos pretende navegar en solitario, se equivocará. Y lo que es peor, perjudicará a todos. Los discursos socialistas no son idénticos a los escuchados en el Partido Popular, pero en absoluto son incompatibles y desde esas diferencias hay que tejer con más fuerza que nunca un pacto que da tranquilidad a los demócratas e inquieta a los terroristas. Así las cosas se impone que por parte del Gobierno se mantenga una interlocución privilegiada y permanente con el Partido Popular y que el Partido Popular modulara, si las tiene sus sospechas. Y es en este contexto en el que no estaría nada mal un poco de contención parlamentaria. El casi Faisán ya esta en los Tribunales. El juez Ruz, que ha hecho justo lo contrario a lo que hizo Garzón, está investigando los hechos y es seguro que al final el asunto_feo donde los haya_quedará esclarecido. Que el PP en su papel de Oposición haya apretado las tuercas al ministro Rubalcaba es algo que está en el guión. Hasta hace bien poco la bancada socialista se reía y ahora se ríe menos porque el asunto es feo y serio. Pero lo dicho, el asunto ya está en los tribunales que es donde se sitúa el asunto. Una vez que los tribunales hablen tiempo habrá de volver al debate político. En política, el tiempo y la oportunidad son condiciones tan importantes como la iniciativa misma y creo que el tiempo de seguir azuzando a Rubalcaba se ha pasado aunque este pueda volver. No toca ya que el PP insiste día tras día en el caso Faisán y con la misma convicción sostengo que la respuesta a la contumacia del señor Gil Lázaro en ningún caso puede ser la de lanzar que hay a quienes n o les interesa el final del terrorismo. Por ese camino , mal vamos. Y mal vamos si se cae en la tentación de calificar de "obstruccionistas" a los que manifiestan legítimas dudas.

El escenario abierto por la izquierda abertazle no es un escenario cualquiera. No es un tablero sobre el que los demócratas se puedan zaherir a tontas y a locas. Ahora lo que toca es una respuesta clara del estado democrático y es en este contexto que es más serio de lo que algunos creen lo último que nos merecemos los españoles hartos de ETA es que los dos grandes partidos se arañen. Y eso parece que es lo que puede ocurrir.