Actualizado 01/02/2007 01:00

Consuelo Sánchez-Vicente.- El sol sale por el Este

MADRID 1 Feb. (OTR/PRESS) -

Lo evidente no necesita demostración, mirar al Este basta para saber que el sol sale por allí, no hay que escribir sesudos tratados para demostrar que el sol no sale por el Oeste. Pero la política española se ha convertido en un disparate tan descomunal que hasta lo evidente necesita demostración. Cuando un Gobierno saca a la gente a la calle contra los jueces que han citado a declarar al presidente de ese Gobierno, como ha hecho el Gobierno vasco, es evidente que ese Gobierno está tratando de presionarles políticamente para que dicten una sentencia y no otra. Y cuando la ley dice que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, es evidente que quiere decir "todos" y no todos menos el lehendakari. Pero, según el Gobierno vasco, el sol sale por el Oeste

El día que demos por bueno que los políticos puedan cuestionar la independencia de los jueces cada vez que no les guste una sentencia, adiós democracia, se acabó. El respeto a la decisiones judiciales no es solo "una buena manera de contribuir a un funcionamiento adecuado del Estado de Derecho" como ha dicho el presidente Zapatero, sino la única manera. Tal como afirma el Consejo General del Poder Judicial en la declaración institucional que ha emitido, por unanimidad, en defensa del derecho de los jueces vascos a citar al ciudadano Ibarretxe, "no existe otra garantía final, distinta o mejor" que la independencia judicial para asegurar "que los ciudadanos y los Poderes Públicos actúan respetando las normas aprobadas democráticamente por todos". Ante la ley, Ibarretxe, como viene a recordar el Consejo, es y solo puede ser un ciudadano más, como usted o yo, vamos. Si no, no hay Estado de Derecho. Pero, según el Gobierno Vasco, lanzar a 25000 personas contra los jueces que habían citado a declarar el lehendakari por su entrevista con Otegi no es "hostigarles" políticamente para que archiven el "caso Ibarretxe" sino ejercer la libertad de expresión y el derecho de crítica; y aunque "en abstracto" comparten el principio de que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, el Lehendakari "no es un ciudadano más"

Lo es, y como tal compareció ayer ante los jueces. Aunque, por complacer al PNV, cuya amistad necesita para seguir en el poder, el propio presidente Zapatero se haya apuntado a la falacia de las falsas equidistancias (hay que respetar las sentencias, pero existe el derecho de crítica), el sol, ¡que le vamos a hacer!, no sale por el Oeste sino por el Este: pese a tanto trilero como hay últimamente en la política, nuestro Estado de Derecho funciona.

Consuelo Sánchez-Vicente.

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