- El pederasta, un uruguayo residente en Lleida, podría haber huido a Sudámerica
LLEIDA, 22 Nov. (OTR/PRESS) -
En un terrible suceso de esos que superan a la ficción, un hombre que rondaba los 30 años violó a su hijo de cinco durante años y le obligaba a aguantar el silencio mediante amenazas. Cuando el menor se lo contó a su madre y ésta puso una denuncia, la Audiencia de Lleida le juzgó y condenó, en marzo pasado, a 13 años y medio de prisión. Sin embargo, justo antes de que se hiciera efectivo su encarcelamiento este misma semana, el pederasta ha huido, por lo que la Guardia Civil ha emitido una orden de búsqueda y captura internacional. Ahora, la Interpol investiga el paradero del pederasta, de origen uruguayo, que podría intentar llegar a Sudamérica.
El caso se remonta nueve años atrás, hasta 1997, cuando Francisco Javier C.G., nacido en Uruguay, aprovechaba las visitas del régimen establecido tras la separación de su esposa para abusar de su hijo. Las vejaciones del pederasta no tenían límites, obligaba a la criatura, que entonces tenía cinco años, a practicarle felaciones y le penetraba analmente. Para lograr el silencio del pequeño no dudó en amenazarle con las consecuencias que tendría el que contara algo de lo que le hacía.
El hombre abusó de su hijo en al menos diez ocasiones durante años, hasta que un día de 2000, su hijo, que apenas tenía ocho años, se armó de valor y le contó a su madre lo que su padre le obligaba a hacer. Entonces ya presentaba graves secuelas psicológicas con una profunda depresión, según pudo comprobar un psiquiatra al que acudieron ese mismo año. Sin embargo, entonces aún no le denunciaron.
LA DENUNCIA NO LLEGÓ HASTA 2004.
Fue en 2004, cuando la víctima cumplía 12 años, el año en el que buscaron justicia. Las secuelas físicas de los abusos de su padre comenzaron a ser graves en el menor, si bien no conseguían determinar la antigüedad o el número de los abusos, que podrían ser incluso más numerosas de lo estimado. El ano de la víctima estaba deformado a causa de los abusos y presentaba heridas profundas ya cicatrizadas. Fue el 19 de abril de ese año cuando la madre presentó una denuncia contra su ex pareja ante las autoridades.
Así, Francisco Javier fue condenado en marzo de 2006 por la Audiencia de Lleida a 13 años y medio de prisión. Quedó en libertad con la obligación de presentarse cada 15 días en el juzgado de Tarragona y recurrió el fallo ante el Tribunal Supremo, pero el recurso ni siquiera se admitió al considerar el Supremo que los hechos quedaban probados. La sentencia se consideró, por tanto, firme y Francisco Javier, que hasta entonces se había presentado en el juzgado cada 15 días, dejó de hacerlo a pesar de que se le comunicó que debía entregarse para ingresar en prisión.
Finalmente, el pasado viernes la Policía Judicial se presentó en su casa de Cunit, en Lleida, para detenerle por su no comparecencia, pero allí sólo estaba su madre, quien aseguró que desconocía el paradero de su hijo. Se sospecha que el fugitivo podría haber salido de España en dirección a Suramérica, por lo que se ha emitido una orden de búsqueda y captura internacional. Desde entonces, la Interpol le busca.