Actualizado 25/10/2006 22:14

Crónica Internacional.- Bush se declara "insatisfecho" y "preocupado" por la situación en Irak

- Insiste en que no cambiará de objetivos, pese a que no tiene "la intención" de verse involucrado en una guerra entre suníes y chiíes

WASHINGTON/MADRID, 25 Oct. (OTR/PRESS) -

A sólo dos semanas de las elecciones legislativas en Estados Unidos, el presidente George Bush protagonizó hoy una larga comparecencia en rueda de prensa para explicarse acerca de su política en Irak, que se ha convertido en el talón de Aquiles de la actual Administración de Washington de cara a la cita con las urnas. Pese a reconocer que no se encuentra "satisfecho", sino más bien "preocupado", por el cariz que está tomando la situación en el país mesopotámico, Bush insistió en que sus objetivos no han cambiado. "La retirada significa derrota", sentenció, aunque también dejó claro que no tiene ninguna "intención" de dejarse involucrar en "una lucha entre sectas".

"Sé que muchos estadounidenses no están satisfechos con la situación en Irak. Yo tampoco estoy satisfecho", reconoció Bush durante su discurso, en el que, pese a conceder un espacio a la derrota de su política en el país mesopotámico -citando que octubre ha sido el mes más sangriento para el Ejército norteamericano del último año o el coste en vidas civiles diarias- no cejó en su mensaje de que una victoria en Irak es una victoria en su particular 'guerra contra el terror'. "Estamos ganando y ganaremos, a menos que nos retiremos antes de acabar el trabajo", proclamó.

Sobre su cambio de estrategia en el país, Bush explicó que ya que los insurgentes han cambiado de táctica, Estados Unidos también cambiará su estrategia militar. "Los americanos no tienen ninguna intención de tomar parte en una lucha sectaria o de permanecer en un fuego cruzado entre facciones rivales", consideró. Precisamente, este es uno de los principales extremos de crítica por parte de los demócratas, que consideran que es a lo que se arriesga Bush sin un calendario fijo de retirada del país, asegura el diario 'The Washington Post'.

Sobre la política del Gobierno del primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, que, tras un año al mando del país se ha visto incapaz de alcanzar la 'reconciliación nacional' que se había fijado como objetivo o, incluso, de mantener la seguridad en ciertas zonas del país, Bush se limitó a señalar que no "presionará" al Ejecutivo iraquí "más de lo que puede aguantar". En este sentido, dejó claro que "la paciencia de Estados Unidos no es ilimitada", pero, insistió, no obstante que "un calendario fijo para la retirada significa la derrota".

SERIA PREOCUPACIÓN PARA AMÉRICA

"Ha habido duros combates, muchos enemigos han sido eliminados o capturados y hemos sufrido bajas. Este mes hemos perdido a 93 estadounidenses en Irak, el mayor número desde octubre de 2005. Durante ese periodo de tiempo, más de 300 miembros de las Fuerzas de Seguridad iraquíes han dado sus vidas en combate. Los civiles iraquíes han sufrido una violencia inexplicable a manos de terroristas, insurgentes, milicias ilegales, grupos armados y criminales", explicó Bush, datos que "son una seria preocupación para mi, y una seria preocupación para el pueblo de América".

El presidente se mostró tranquilo sobre los resultados de los próximos comicios, de hecho, rebatió todos esos pronósticos que auguran un duro golpe para los republicanos e ironizó con todos esos demócratas que están "midiendo las cortinas de sus nuevos despachos".

En todo caso, y aunque trató de desvincular las elecciones del 7 de noviembre de la situación en Irak, porque, a su juicio, "las elecciones son un referéndum sobre qué partido tiene un plan para el crecimiento de la economía y qué partido tiene un plan para la seguridad de los estadounidenses", Bush no pudo evitar convertir las urnas en un referéndum sobre su política en Irak: "si tenemos éxito en Irak, Estados Unidos es más seguro. Si no tenemos éxito, el país es menos seguro".

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