Actualizado 23/11/2006 21:13

Crónica Internacional.- Cientos de miles de libaneses despiden en Beirut al líder cristiano Pierre Gemayel

- El presidente del país no asiste al entierro del político antisirio, convertido en una manifestación contra el país vecino

BEIRUT/MADRID, 23 Nov. (OTR/PRESS) -

Más de 200.000 personas arroparon el féretro del ministro de Industria libanés asesinado el martes, Pierre Gemayel, en su recorrido hasta la Catedral de San Jorge, en la Plaza de los Mártires de Beirut. Líderes políticos de la mayoría antisiria, de la que formaba parte esencial el también presidente de la Falange Cristiano Maronita abatido, dieron su último adiós a Gemayel, en medio de gritos y vítores de una manifestación que se caracterizó por su tono pacífico, pese a las fuertes medidas de seguridad que la rodeaban. El cisma que vive Líbano se evidenció con la ausencia anunciada del presidente del país, Emile Lauhd, declarado prosirio, "para evitar poner en aprietos a algunos".

El féretro de Gemayel llegó desde su pueblo natal de Bikfaya y fue trasladado hacia la Plaza de los Mártires, donde, desde octubre de 2004, se celebran los funerales de los líderes libaneses antisirios. Gemayel, octavo dirigente libanés de esa mayoría que es asesinado, fue acompañado en su despedida por más de 200.000 personas que tomaron los alrededores de la Catedral de San Jorge, donde se celebró el funeral que los seguidores y simpatizantes pudieron seguir a través de unos altavoces en el exterior del recinto sagrado.

Pancartas y banderas ondeaban horas antes de la llegada del cuerpo del ministro de Industria, muchas de ellas pertenecían a la Falange Cristiano Maronita que lideraba Gemayed, entre aplausos, silbidos y vítores por el difunto. Destacadas políticos antisirios, como el propio primer ministro libanés, Fuad Siniora, el patriarca maronita, Nasralah Sfeir, el jefe de esta mayoría parlamentaria, Saad Hariri, o el líder druso Walid Jumblatt, despidieron al difunto en las primeras filas de la catedral.

Sin embargo, el presidente libanés, Emile Lahud, anunció de antemano que no acudiría al funeral, ni envió a ningún representante en su nombre "para evitar poner en aprieto a algunos". Esta destacada ausencia es sólo una muestra del clima de tensión y división que vive Líbano desde su guerra civil en los años 70, con un Gobierno de unidad nacional que sostiene la frágil situación política, en equilibrio entre los antisirios y los prosirios, que encabeza la milicia Hezbollah.

CAMBIO DE PRESIDENTE

El padre del ministro asesinado, Amin Gemayel, durante un discurso después de las exequias pidió la dimisión del presidente del país. "La unidad no llegará hasta que tenga lugar un cambio completo, un cambio que llegará desde abajo. La elección de un nuevo presidente para Líbano. Os informaré en los próximos dos días de cómo lo haremos", afirmó. Está previsto que la mayoría política antisiria convoque una huelga y manifestaciones hasta el domingo, para forzar al Parlamento a crear un tribunal internacional que investigue y juzgue los asesinatos de otros líderes libaneses.

Hezbollah avanzó que no tomará ningún tipo de acción, en espera de que los ánimos se calmen, pero no dudó en culpar a la mayoría antisiria de politizar y capitalizar el funeral de Gemayel, que se convirtió en un acto masivo de protesta muy similar al que ya se dio con el asesinato del primer ministro Rafik Hariri, informó Al Jazeera. En los próximos días, el féretro de Gemayel volverá a Bikfaya, donde se realizará un funeral privado y se llevará a cabo el entierro.