- Los manifestantes aseguran que no cejarán hasta que el Ejecutivo al completo dimita
BEIRUT/MADRID, 1 Dic. (OTR/PRESS) -
La multitudinaria marcha comenzó en Beirut poco después de mediodía y a primera hora de la tarde cientos de miles de manifestantes convocados por Hezbollah y los grupos prosirios tomaron la Plaza de los Mártires y las calles circundantes al Palacio de Gobierno. Ondeando únicamente banderas libanesas, la multitud bloqueó los accesos al edificio gubernamental, donde se encontraba refugiado el primer ministro, Fuad Siniora, con sus ministros, reclamando la dimisión del jefe de Gobierno libanés.
La crisis política se ha desatado en Líbano en las últimas semanas, después del asesinato del ministro antisirio Pierre Gemayel, y la salida del Ejecutivo de los ministros de Hezbollah para escenificar su rechazo al tribunal internacional que debe investigar la muerte de ocho dirigentes antisirios en los últimos años, auspiciado por Siniora. Sin embargo, y pese a los gritos de los más de 800.000 manifestantes que se concentraban frente al Palacio de Gobierno, Siniora insiste en que cuenta con el respaldo de la mayoría parlamentaria.
Los manifestantes, respondiendo a una precisa consigna, sólo desplegaron una marea de banderas nacionales que cubrieron el centro de Beirut y corearon todo tipo de consignas urgiendo al primer ministro a dimitir entre himnos revolucionarios y nacionalistas populares. "Espero que el primer ministro y sus ministros estén entre nosotros, no escondiéndose detrás de alambradas ni los tanques blindados del Ejército. Aquél que cuenta con el respaldo de su población no necesita alambrado", aseguró ante el público el general cristiano y aliado de Hezbollah, Michel Aoun.
Desde la tribuna de cristal blindada en la Plaza Solh, Aoun denunció la corrupción del actual Ejecutivo, por cuya destitución abogó para dar paso a un nuevo Gobierno de unidad nacional que ayude a salir al país del bloqueo político. El líder cristiano y ex primer ministro subrayó "los errores cometidos" por Siniora, cuyo Gobierno, insistió, "ha hecho de la corrupción un asunto diario". En este sentido, pidió la dimisión del primer ministro y su equipo ministerial y urgió a los libaneses a "continuar" la sentada "hasta alcanzar sus objetivos".
RESPUESTA A LAS MARCHAS ANTISIRIAS
Esta es la segunda manifestación que se desarrolla en menos de una semana, después de que la semana pasada lo hicieran las fuerzas políticas antisirias, que congregaron en esa misma a cientos de miles de personas en protesta por el asesinato de Gemayel. No obstante, la protesta de hoy fue presentada por Hezbollah y sus aliados como una manifestación de libaneses procedentes de todo el arco político y, por ello los convocantes pidieron no llevar más que la bandera nacional rojiblanca con el cedro verde en el medio y no izar la bandera amarilla con el puño y el Kalashnikov.
Muchos de los manifestantes, que llegaron al centro de la capital con tiendas de campaña -algunas de las cuáles se montaron a escasos metros de la oficina del primer ministro en otra calle colindante- hacían pensar en una larga protesta sin fecha de cierre. El número dos de Hezbollah, el jeque Naim Kassim, subrayó hoy que la manifestación en contra del "tutelaje americano" continuará hasta conseguir la caída del Gobierno. El líder de la milicia chií, Hassan Nasralá, que no ha hecho ninguna aparición pública desde la manifestación del pasado septiembre, pasó desapercibido entre una gran multitud de simpatizantes.
Mientras, el primer ministro intentó restar importancia a la manifestación permaneciendo en su oficina, imbuido en sus tareas y guardando silencio. Fuertemente protegido por agentes de la Policía y del cuerpo militar, Siniora ordenó cerrar todas las calles colindantes a su oficina, desde donde se divisa el groso de la manifestación. Alambradas de espino y otras barricadas fueron colocadas en torno al edificio con el objetivo de impedir que las protestas llegarán hasta las puertas de la oficina del primer ministro libanés.