- El ministro del ramo ordena el cierre completo de todas las universidades
BAGDAD/MADRID, 14 Nov. (OTR/PRESS) -
Fue una operación perfectamente orquestada y calculada. Los testigos hablan de cerca de 25 vehículos policiales cerrando todos los accesos al barrio de Karrada en Bagdad y decenas de hombres armados con el uniforme de la Policía iraquí entrando en un Instituto dependiente del Ministerio de Educación. Una vez dentro, los individuos se autoidentificaron como parte "de la Comisión para la Integridad Pública encargados de combatir la corrupción gubernamental" y secuestraron a más de 150 hombres que se encontraban en ese momento en el interior del edificio. Unas horas después, el ministro de Educación Superior, Abed Theyab, ordenó la clausura completa de todas las universidades de la capital.
La autoría sigue sin estar clara, pero las primeras voces apuntaban a un nuevo episodio de violencia sectaria en la capital iraquí. Aunque Karrada es un barrio donde conviven las distintas confesiones religiosas de Irak, el Ministerio de Educación está capitaneado por un suní y sus empleados son mayoritariamente de esta vertiente islámica. Además, puesto que se trataba de hombres uniformados, se supuso en un primer momento que se trataba de los 'escuadrones de la muerte' que operan en Bagdad y cuyo liderazgo se sitúa, según círculos suníes, en la figura del ministro del Interior, Bayan Yabr, un chií.
Un golpe de tal magnitud, con más casi una treintena de vehículos oficiales, entre los que los testigos hablaron de furgones con metralletas de apoyo, decenas de uniformes policiales y cortes en las calles que dan acceso al barrio, no puede escapar al control policial, argumentan algunos analistas, que no dudan en atribuir el mayor secuestro de personas que se ha producido en Irak desde 2003 a los chiíes. Sin embargo, los testigos aseguran que entre los más de 150 rehenes que secuestraron había kurdos, suníes y chiíes; tampoco se diferenció entre directores generales de educación, empleados, limpiadores, guardias de seguridad o visitantes.
En apenas 20 minutos, los individuos armados entraron, retuvieron a toda persona que se hallaba en el interior del edificio, separaron a hombres y mujeres, maniataron a los hombres y salieron del edificio. Según el líder del Comité Parlamentario para la Educación, Alaa Makki, los hombres "dijeron que eran de la Comisión para la Integridad Pública encargados de combatir la corrupción y que tenían listas con nombres de sospechosos". Unas horas más tarde, las autoridades iraquíes informaron de que se había liberado a 20 personas, de distintas confesiones, con lo que la tesis de un secuestro sectario pierde fuerza.
CLAUSURA DE UNIVERSIDADES
Tras hacerse públicos y confirmarse los hechos, el ministro de Educación Superior iraquí, Abed Theyab, ordenó la clausura completa de todas las universidades de la capital, hasta que el Ejecutivo de Nuri al Maliki pueda garantizar otro espacio y entorno seguros en los que profesores y estudiantes puedan impartir sus clases. "No tengo ninguna alternativa salvo la de suspender las clases en la universidad. No estoy preparado para ver a más profesores asesinados", admitió Theyab ante el Parlamento. En las últimas tres semanas, han muerto un decano de universidad, un geólogo y un profesor de universidad en Bagdad por hombres armados no identificados que elevan la cifra de educadores asesinados a más de 160 desde 2003, según cifras barajadas por el Ministerio de Educación
"Una y otra vez he pedido a los ministerios de Defensa y de Interior del Gobierno ofrecer más seguridad a las instituciones del Ministerio, pero no hemos recibido nada", lamentó Theyab. El instituto en el que ocurrió el secuestro masivo se encarga de la concesión de becas a los profesores iraquíes y estudiantes que quieren cursar estudios en el extranjero. El ministro de Educación explicó que el edificio tiene cuatro plantas "y los hombres armados se metieron en cada una de las plantas". "Fue una operación muy rápida, llevó unos 10 o 15 minutos", admitió, y subrayó que al menos 30 vehículos esperaban a la salida a secuestradores para permitir su escapada.